2019-12-24 12:38
Para empezar, hace más de un mes, o quizás dos, que acabé de leerme esto. Las reseñas se me acumulan, y lo que cuente aquí puede tener una relación solo vaga con la realidad del libro. Pero lo que queda de un libro son los posos, y quizás los posos son más reales que la primera impresión que, como siempre, puede engañar.
Lo que sí debe quedar claro es que a este
rancio sevillano le tengo afición. Ya reseñé
El crimen del palodú y
El asesino de la regañá, y quien piense que las reseñas no sirven para nada se equivoca, porque me sirven a mi, al menos para ponerles enlaces, y porque sin ellas no me acordaría ni de lo que he leído. Fíjense, 6 años desde que leí el penúltimo libro suyo. O quizás seis años y medio, por el retraso implícito en este tipo de reseñas.
Este libro es una especie de secuela de los anteriores. El universo, qué bien queda esto, viene a ser el mismo, e includo la fórmula es la misma. La fórmula es la de las tradiciones y personajes típicos sevillanos, con sus propios nombres y apellidos en algunos casos, con nombres velados en otros, que son asesinados por una sociedad secreta que, en los casos anteriores, atacaba a los que iban en contra de las más rancias tradiciones sevillanas, y en este caso los que las perpetuaban.
Y es que así contado no tiene gracia. ¿Qué gracia tiene que quieran cargarse al que hizo la música del afilador? (O igual era del tapicero, ya digo que hace tiempo que me lo leí). "Ah, que se quieren cargar al tapicero, es verdad, qué coñazo daba hace... años". La trama es lo de menos en la
astracanada, que introdujo entre otros el ínclito Muñoz Seca, el de la Venganza de Don Mendo. Es una simple estructura, muy simple, donde colgar chanzas, chascarillos, personajes salidos de tiesto, y soluciones inesperadas por lo absurdo.
Julio Muñoz Gijón lo ata todo con bastante habilidad literaria, introduciendo personajes y artefactos que luego, más adelante, aparecen en la trama, con lo que va dotando a esta astracanada de cierta, si no calidad, al menos habilidad. Y ciertamente es un libro de sonrisa continua y carcajada ocasional, que se mete con rancios, con modernos, con tirios y con troyanos, pero sobre todo con los de Sevilla Este.
A pesar de ser de Sevilla, le damos cinco estrellas, qué caray. Y que dure.