2003-07-26 00:05
El
aspirante a tertuliano parece haberse percatado también de que este es un verano sin canción (y también
fernand0 andaba preocupado por el tema), sin canción del verano, claro está. Porque, vamos a ver, si tuviérais que votar la canción del verano, ¿por cuál votaríais? Podéis hacerlo al menos en un par de sitios:
aquí, en El Periódico (para que luego digan que la prensa en Internet no sirve) y en
PortalMix. En cualquiera de los dos sitios encontraréis algunas camciones que tienen más éxito que otras, en el segundo caso, alguna canción que llega hasta el 30%, pero nada arrasador.
Lo cual es triste; nadie ignora que una de las mayores exportaciones patrias son las canciones del verano. Esa Macarena, ese Aserejé, que traspasaron las fronteras, y llegaron a hacer mover las caderas, con harto trabajo, a Madeleine Albright. ¿Qué tenemos este año? Un poco de esto, un poco de aquello. Cancioncillas de una semana, que no llegan a canción del verano. ¿Y a qué se debe?
David Iwasaki, en su weblog, apunta acertadamente a una razón: la multitud de canales de recepción de música existentes. Pero la razón no es solo esa: canales de radio ha habido muchos siempre; la cuestión es que la Internet no es solo un canal de difusión de música, sino muchísimos canales a la vez. En vez de escuchar lo que te pone una radiofórmula, te metes en un foro, oyes hablar de un grupo, y te lo bajas por Kazaa o similar. Nada más fácil. El único que decide lo que oyes eres tú. Mientras que antes tenías que llamar a la emisora para que te pusieran algo, o bien escuchar pasivamente lo que te quisieran echar, ahora la persona es la que decide. El cambio de punto de vista ha sido tan bestial, que ha dado lugar, de un año a otro, a la desaparición de un fenómeno que es tan antiguo como Georgie Dann o Tony Ronald.
Aparte de eso, creo que se ha producido otro fenómeno, un poco más complejo de explicar. Una canción del verano es un meme que se reproduce, infecta las mentes de las personas humanas desde la radio, y se empieza a difundir de persona a persona, o de persona a la radio pidiéndolo, o de una persona a otra cuando ven que lo bailan en la discoteca o en el pub. Ese meme ocupa un nicho ecológico específico, el de
canción del verano. Pero este año, ese nicho ecológico tiene un parásito, la
canción del verano de la ONCE, o las muchas canciones, que, además, evolucionan y van cambiando semana a semana. Esas gambas y chopitos han ocupado un lugar en la mente de los consumidores de canción del verano, como parásitos, y han desbancado a la verdadera canción del verano, esa horterada que marcará nuestros recuerdos de aquí a veinte años.
No sé si es de agradecer. Sólo espero que no impacte demasiado negativamente en el PIB.