2003-08-09 21:31
Subtitulado "Viajes en tren por China", y escrito en 1987, este libro describe un año de viajes, mayormente en tren, por China, comenzando en Londres y terminando en Lhasa, que, aunque debería ser del Tíbet, es de China.
Este libro resulta perfecto como lectura veraniega; cada capítulo lleva como título el nombre del tren que coge para ir de un sitio a otro, y es una sucesión de anécdotas y paisajes vistos desde un tren. En ese sentido, se parece mucho a
"El gran bazar del tren", escrito unos quince años antes, pero es muy diferente.
El mismo Paul Theroux dice que los libros de viajes tratan de describir lo que ocurre durante el viaje, pero en realidad describen a la persona. Eso sucede en este caso: frente al narrador sardónico, de sangre caliente, impulsivo, de aquél libro, está este narrador mucho más reflexivo, menos irónico, y con la sangre menos caliente, aunque no demasiado.
En el "Bazar", los episodios de temática más o menos sexual eran continuos, desde las obras de teatro en Japón hasta las historias de las prostitutas laosianas. En este libro, se ponen párrafos enteros del
"Jin Ping Mei", una obra erótica china, y hay unos episodios equívocos en Moscú y Shanghai, pero no se lanza a besar a una camarera del transiberiano como en el Bazar.
En el "Bazar" habla mucho de su esposa e hijos; aquí no menciona a la familia siquiera, ni para escribirle una carta. Pasa hasta la Navidad en China, sin acordarse de aquello tan turronero de volver a casa por Navidad.
También bebe mucho menos que en el Bazar, o al menos, lo oculta. Las paradas en aquél se contaban por sendas compras de bebidas alcohólicas, pero aquí no lo menciona más que de pasada. O bien dejó de beber, o bien es parte de su rutina, de forma que ni se percata del hecho de tomarse unas botellitas de más o de menos.
En cuanto al libro en sí, tiene unos cuantos temas: Mao es uno, o más bien, el olvido de Mao, y la contraposición entre la creencia de Mao del autor en su juventud y el olvido y desprecio de la sociedad china que describe en el libro; el otro es la Revolución Cultural, y como puso patas arriba toda la sociedad china, como si los ochocientos y pico millones de chinos se hubieran vuelto locos de repente, y cómo actuó como revulsivo para toda la sociedad. Algunas frases entresacadas:
Para corregir un mal es necesario exceder los límites adecuados y ningún mal puede corregirse si no se exceden los límites adecuados
(del
Libro Rojo, claro). Otro (del autor):
...él era un sabelotodo, miembro de la nueva especie de informáticos carentes de humor que se enchufan a sus máquinas y acaban por parecerse a un superordenador, con su gran culo semejante a una consola
(página 128). Otro (refrán chino, p 111):
Utiliza el pasado para criticar el presente
. Otro (del Libro Rojo de Mao, p 107):
La investigación puede compararse con los largos meses de embarazo y la resolución del problema con el día del parto. Investigar un problema equivale, ciertamente, a resolverlo
. Otra (creo que es un slogan maoista, o de la Revolución cultural, p 97):
¡Debemos apoyar aquello a lo que el enemigo se opone!
El libro tiene casi seiscientas páginas y acaba por repetirse: se repiten las ciudades, las situaciones, y a veces las frases; pero en general, resulta entretenido. Te muestra China en toda su variedad e inmensidad, las diferentes religiones que conviven, los diferentes tipos de comida, los climas, desde el casi ártico de Heilongjiang hasta el casi tropical de Yunnan (que tiene un excelente té, or cierto).
En fin, una lectura estival plenamente recomendable. La edición rústica, que venía con un "Siete Leguas", es además adecuada para su lectura al borde de la playa o piscina o recurso hídrico generalizado.