Atalaya: desde la tela de araña

2003-08-20 00:14 La mayor ingenuidad del turista ocasional consiste en pensar que, solo porque él no haya estado nunca en un sitio, a nadie más se le va a ocurrir ir allí a la vez que él. No hay mayor error. A cualquier sitio del mundo mundial a donde se pueda llegar por medios de transporte convencionales (es decir, excluyendo viajes astrales y yate particular) ya han llegado otras dos mil personas y un autobús de Murcia. Así que, desde esta Atalaya, siempre buscando el servicio del público lector, vamos a dar una serie de consejos para que los turistas aglomerafóbicos pasen unas excelentes y restituyentes vacaciones:

• Compre guías turísticas, y si en las mismas le dan a algo la máxima calificación, no vaya. Esto es de cajón. Vaya, en cambio, a lo que le den la mínima calificación. Por ejemplo, si aconsejan ir a la catedral de Burgos, vaya a la de Mondoñedo, que no es patrimonio de la Humanidad, pero también es catedral, qué carajo. En vez de ir a ver los Salzillos de Murcia (donde no debe haber nadie, a tenor de la cantidad de autobuses de esa procedencia, pero no, está abarrotao), vaya a Albacete, que no tiene nada más que buen jamón y buen queso, y ya se sabe lo que dicen del mismo.
• Evite las fiestas grandes de cada sitio. ¿Semana Santa de Sevilla? Ni se le ocurra. Mejor vaya a la semana santa de Oiartzun, que también es Santa, pero a nadie se le ocurre sacar un santo por la calle (creo). En vez de la Astenagusia de Bilbao, vaya a la fiesta de los quintos de Jarandilla de la Vera, que ya no hay mili, pero la siguen celebrando, y seguro que les hace ilu tener un turista fuera del verano.
• No piense siquiera en ir a un aplaya en verano. Vaya a las estaciones de esquí, con un monopatín si acaso, y pásmese de pasar fresquito hasta en verano
• Bien pensado, lo mejor es quedarse en casa, sacarse las obras completas de Russ Meyer del videoclú, que por lo menos selecciona más que en la playa, y, si te va lo cultural, todos los episodios de C.S.I. en deuvedé, y los de Lonely Planet, y tan agustito. Porque en ningún sitio se está tan agusto como en el sofá de casal

En todo caso, lo más importante es esto: no escuche nunca consejos sobre destinos turísticos. Ni los de un cuñado, ni siquiera estos que está leyendo.