2002-05-14 15:17
Está claro que nos encontramos en una aldea global, lo que no sabemos es si nos encontramos en la aldea en el bosque de los pitufos o en el Springfield de los Simpson.
Con los medios de comunicación actuales, que incluyen la Internet, nos enteramos de cualquier evento, y especialmente de los eventos negativos, unos minutos más tarde de que ocurran; todos vimos en el telediario de las tres de la tarde (en España) a las Torres Gemelas ardiendo, y nos enteramos del pequeño terremoto de esta mañana, y de cuando los prisioneros de Afghanistán llegaron a Guantánamo, y nos sorprendimos y horrorizamos con las imágenes. Lo que nos sucede a nosotros, le sucede a cualquiera: el día del partido del Barça contra el Madrid, cuando a ETA se le ocurrió poner una bomba, todo el mundo se enteró, y la vio, y probablemente se horrorizó y se sorprendió tal como lo hacemos nosotros cuando vemos la imágenes de un choque de trenes en la India o de una hambruna en Corea del Norte.
Parecía que la Internet nos iba a traer comprensión y hermanamiento global, que nada más que coger un teclado íbamos a empezar a escribirnos con gentes de Madagascar, de Aruba y de Macau para entender nuestras diferencias, y para aprender y crecer con ellas como personas. Sin embargo, lo único que recibo de Corea es correo basura, y no mensajes de entendimiento entre nuestros pueblos.
La globalización mediática tiene dos peligros diferentes:
la uniformización cultural; en un mundo en comunicación, todos hablan de lo mismo, ven las mismas películas, escuchan la misma música, leen los mismos libros, compran en las mismas tiendas y comen lo mismo, lo cual es bonito e interesante, porque casi nadie se siente extranjero en ningún sitio (salvo que sea un sitio donde no haya llegado esa globalización), pero también tiene el problema de que te da igual hablar con un sueco que con un tailandés, que no vas a encontrar un enriquecimiento cultural hablando con él, ni una diferencia esencial en su forma de vida. El segundo peligro es precisamente el contrario: el
choque cultural que se produce cuando todas las noticias que se reciben de los sitios lejanos son negativas, y muchas veces, mediatizadas por las grandes cadenas de comunicación (y su reflejo en Internet: Yahoo no publica sus propias noticias, sino las que le suministra Reuters y Bloomberg), con lo cual tiendes al aislamiento, al "hay que ver como está el mundo", y al "cada
cuál que mate su pulga".
Para este problema, como para cualquier otro problema causado por la globalización, hay difícil solución; lo único que cabe hacer es una reflexión sobre los productos culturales que se consumen, y aquí meto a casi todo, desde los zapatos que uno lleva, pasando por la comida que deglute, hasta el medio de transporte que usa para ir a trabajar, y sobre los medios de comunicación que usa y las noticias que da. Y como siempre, el tener consciencia del problema, como hacen en
este artículo del NY Times.