2003-08-26 09:02
Principios de orientación en un laberinto, o como seguir a los osos (o hacer como los osos)
En esas, todavía no habíamos salido, como aquél que dice, de la casilla de salida, pero ya se habían acumulado una buena cantidad de coches y un autobús de Murcia, así que tomamos coche y carretera, y empezamos a deambular siguiendo una de las rutas establecidas. Las rutas estaban muy claras. Oso naranja, a pie. Oso verde, pie, coche. Oso rojo pie, coche o bus. Simple, ¿no? Pues no.
Ves un oso, y te tiras por él, porque con el follón de encoche, los tigres, el bocata, y la hora de las exhibiciones, no te aclaras.
Pero bueno, ves un cartel que dice "tigre", y vas para allá, qué buay, como en "El libro de la selva". Allí ves la primera aglomeración humana, y casi la última; ahí te das cuenta de que los nombres de los niños y niñas no siguen una ley de potencias, sino una de máxima diversidad: "Keops, ponte la gorra"; "Silvano, que te caes al foso y va a ir a buscarte tu abuela, que en paz descanse"; "Hermelinda, hija, que pesá te pones con el Güinidepú". "María" y todo el mundo murmurando: "... y el tío raro...", "... seguro que es un facha ...", "... seguro que se droga ... ".
Ahí, en el foso de los tigres, cayó la primera y afortunadamente última (si exceptuamos bocatas, barritas de cereales, y altramuces diversos) baja del viaje: la gorra (de Micky y Minnie) de una de mis hijas, al foso mismamente de los tigres, que ni se molestaron en mirarla.