2003-10-21 19:03
Un ordenador es una máquina universal. Eso significa que, siempre que se le programe y se le enchufen los dispositivos adecuados, puede hacer cualquier cosa.
Un móvil es un ordenador. De hecho, casi tan potente como los Pentium de hace dos o tres años. Lleva un microprocesador (por ejemplo, el
Intel StrongARM, un sistema operativo, a veces también un intérprete (máquina virtual) del lenguaje Java, navegadores, juegos... vamos, un ordenador.
La internet es la red universal. Aunque no nos hayamos parado a pensarlo, hay muchas otras redes: la red telefónica, la red GSM para los móviles, y las que vengan: GPRS, UMTS... Todas están más o menos interconectadas, pero muchas de ellas acabarán integrándose en la Internet, o sirviendo, principalmente, para acceder a Internet.
Y los móviles pueden acceder a Internet. Todo aquello del
WAP fue un fracaso, al menos desde el punto de vista de los contenidos, pero el hecho es que, hoy en día, todos los teléfonos móviles pueden acceder a Internet.
¿Y qué pasa si tiene uno un chisme que puede hacer de todo, y además está conectado a todo? Pues, básicamente, el mundo en las manos. De hecho, para qué quieres tener un ordenador solo, si puedes tener además un ordenador conectado? No me extraña que se anuncie la
muerte de los PDAs (via
Russell Beattie).
De hecho, los móviles todavía tienen un cierto camino que recorrer para convertirse en esa máquina verdaderamente universal. Aunque ya hay móviles con cámaras, con GPS, con reproductor de MP3 y que contienen una pantalla relativamente grande para hacer cosas como tomar notas, les falta alguna cosa más. Por ejemplo, que vendan "estaciones de trabajo" donde puedas enganchar el móvil a una pantalla decente, a un teclado y a un ratón, y puedas trabajar con una poca de más comodidad. Conectividad local: por ejemplo, que tengan conexión WiFi (muchos PDAs la tienen, pero los móviles prefieren Bluetooth). Y también, claro está, mayor espacio de almacenamiento.
Los móviles tienen, además, una ventaja adicional. Están
atados a una compañía de telecomunicaciones, a la que se le paga cada vez que uno quiere acceder a ciertos contenidos, o está fuera de la influencia de una red local. Por eso, las compañías de móviles están tratando de convencer a todo el mundo de que el móvil no sirve solo para hablar (hay una campaña mediática bastante fuerte últimamente), lo cual viene significar gástate las pelas en algo más que en charlar con los coleguis.
No me extrañaría que, en un futuro no demasiado lejano, "ordenador" y "teléfono" fueran casi sinónimos. Aunque los ordenadores de sobremesa sigan siendo más potentes, y los gamers más adictos o los que necesiten la potencia de un servidor sigan teniendo ordenadores con torres, o "blades", o lo que haya, como artículo de consumo, los ordenadores y los teléfonos serán prácticamente la misma cosa. Quizás sea aventurarlo demasiado, pero no sería raro que los teléfonos aventajaran a los ordenadores de sobremesa en ventas dentro de algunos años. Sólo hace falta que lleguen las conexiones de alta velocidad al teléfono.
Es cierto que los ordenadores de sobremesa siempre serán más potentes que los que se puedan llevar en el bolsillo, si no por otra razón, por consumo y por el precio del almacenamiento masivo; pero también es cierto que, a todos los efectos prácticos, lo que puede hacer un ordenador normal: proceso de textos, juegos, acceso a internet, ya se puede hacer con un teléfono, y se podrá hacer más rápidamente en un futuro próximo. Si los teléfonos pueden acceder a Internet a 10 Mbps (como sucede en los UMTS), los ordenadores puede que lo hagan a 1 GBps, pero con 10 Mbps ya te puedes bajar una película en pocos minutos, o disfrutar de ella en tiempo real. Con 1 Gbps puede que te puedas bajar todos los datos de un radiotelescopio en pocos segundos, pero no creo que esas sean las necesidades de la mayoría de la gente.
Todo eso abre un mundo completo de posibilidades. Pero lo dejaremos para otra atalaya.