2003-10-29 00:58
Como cuentan
DiceLaRed en
la historia de la empresa, una de las formas de seguirle la pista a un hecho tal como la recesión, es medir cuántas veces aparece en la prensa la palabra correspondiente; de hecho, el
índice R mide la probabilidad de una recesión relacionándola con el número de veces que aparece dicha palabra en la prensa. De hecho,
DiceLaRed basa su empresa en esa observación: analiza los diferentes medios digitales de comunicación buscando palabras, y presenta en gráficos su importancia relativa: es interesante ver, por ejemplo,
cuáles so los asuntos que preocupan al país.
Y precisamente una de las cosas de las que se está hablando últimamente es
la burbuja puntocom. El detonante ha sido
el anuncio de la salida a bolsa de Google (via
Barrapunto, y que aparece en
19 bitácoras diferentes). Recordemos, la burbuja puntocom, la buena y verdadera de finales del siglo pasado y principios de este, estuvo marcada por grandes salidas a Bolsa: RedHat, Yahoo, Amazon... si una empresa de internet
pure-play decide lanzarse a bolsa, a partir de ahí los inversores verán el mercado más claro, y otras empresas que hayan estado retrasando su lanzamiento se apuntarán al carro, y veremos más de una IPO (
initial public offering). De ahí la burbujita.
Pero una golondrina no hace un verano, y una IPO no hace una burbuja, ni siquiera una burbujita. El precio de las acciones de empresas tales como
Amazon o
Yahoo se han duplicado, o, en el caso de Yahoo, triplicado en el último año. Amazon ya incluso gana dinero, y Yahoo lleva ganando desde hace tiempo. Otras empresas más pequeñas, como
RedHat, la fabricante de distros de Linux y otros productos para empresas, se ha triplicado también, o incluso multiplicado por 6 si consideramos su punto más bajo. Todavía están a menos de la tercera parte de lo que estaban cuando alcanzaron su pico; pero si nos hemos de fiar de esos máximos, ahora debe ser un buen momento.
Lo interesante de estas empresas, ahora mismo, es que ya han dejado de ser esas empresillas simpáticas, con cuatro o cinco chavales con buenas ideas; son empresas sólidas, con un buen mogollón de trabajadores en nómina, ejecutivos bien veteranos llevando las riendas, y ganancias.
Pero lo bueno es que en el frente
chavales en garage también
resulta que hay unos cuantos (via
Slashdot): empresas pequeñas, con un producto tal como reconocimiento de habla, con su nicho de mercado labrado, y que serán carne de inversor en cuanto se empiecen a poner de moda otra vez la oferta pública de acciones.
En resumen, que burbujita habemus, así que ya puedes decirle al chiquillo que deje los estudios de peluquería y se apunte otra vez a la academia de informática.