2003-11-11 19:07
Después de una
serie de artículos anteriores (contestación a
este otro), la libertad de expresión en Internet es un tema siempre presente. Recientemente ciertos gobiernos, sobre todo africanos
han solicitado que las Naciones Unidas monitoricen la Internet, con el objeto de potenciar el desarrollo de esos paises, pero también, claro está, de no tener que preocuparse ellos mismos de controlarla. Afortunadamente, parece ser que la propuesta no ha salido adelante (lo de "afortunadamente" es un decir, ya veremos porqué).
Vamos a ver de qué va el tema, primero. La
libertad de expresión es un derecho consagrado en la declaración universal de los derechos humanos. Significa libertad de opinión, de difusión de opiniones, y también el derecho a no ser molestado por hacerlo. Tiene una serie de limitaciones (artículo 29 de la declaración universal de Derechos Humanos): el respeto a los derechos y libertades de los demás, y
as justas exigencias de la moral, del orden público y del bienestar general en una sociedad democrática; tampoco se puede ejercer ese derecho en contra de los principios de las Naciones Unidas. Es decir, que la propia declaración ya consagra una serie de limitaciones a esos derechos.
Pero vamos a lo que vamos: ¿la internet favorece o limita la libertad de expresión? Evidentemente, favorece la libertad de expresión, y quien dice lo contrario, con todo respeto, o no entiende lo que es la internet, o no entiende lo que es la libertad de expresión; el acceso a internet, por lo tanto, incluso involuntariamente, es una puerta abierta a la libertad de expresión, y sólo prohibiendo cualquier forma de acceder a internet y castigándolo de forma severa, se puede evitar que se use como medio para expresar opiniones disidentes.
Porque ¿qué es internet? Quien le pone un artículo delante (masculino o femenino) no se da cuenta que no existe
la internet. Existen muchas redes, conectadas entre sí, que usan diferentes protocolos, que se conectan a través de muchos medios físicos diferentes, y que, prácticamente, llegan a cualquier lugar del planeta (con esos teléfonos satélite tan chulis que usan los periodistas). Cuando uno se conecta a Internet, se conecta a un punto de presencia que le da acceso a una serie de servicios, que permiten enviar información de muchas formas diferentes.
Precisamente por eso, la internet tiene una serie de características que permiten usarla libremente:
- Extraterritorialidad: aunque los puntos de presencia tienen eso precisamente, presencia física, uno puede usar tantos saltos como quiera para acceder o difundir la información que precisa. Se puede conectar a una cuenta shell gratuita en St. Kitt y Nevis y hacer desde ahí lo que le dé la gana
- Replicabilidad: todo lo que se pone en internet se puede duplicar fácilmente, como toda información digital que se precie.
- Anonimato efectivo: hay muchas formas de conseguir ese anonimato: desde puntos de presencia anónimos (cibercafés, tarjetas prepago telefónicas o GSM), hasta usar alguna de los dos principios anteriores. Y con efectivo me refiero a que, en la práctica, es terriblemente caro saber quién ha hecho qué cosa, y no merece la pena intentarlo.
Eso no quiere decir que muchos gobiernos no lo intenten. El gobierno de China, por ejemplo, no hace otra cosa que intentarlo, y
al parecer tiene 30000 personas trabajando sólo en el llamado "Gran Cortafuegos chino", pero todo viene a ser, en la práctica, inútil, como le cuentan
a este lector de Barrapunto que escribe desde China. Hay cientos de formas de saltarse las protecciones, como también indican en
este COMO saltarse la censura de Internet: servidores DNS libres, proxies libres, métodos criptográficos y esteganográficos, voz-sobre-IP... tantos que, en la práctica, no existe la censura.
Eso no quiere decir que no se intente, y que haya que luchar contra cualquier intento de censura (o de atentar contra la intimidad, que es otro tema diferente), pero no estamos hablando de
restricción a derechos fundamentales, sino, simplemente, de una molestia.
Se puede decir que lo que ocurre es que, en realidad, los políticos no entienden muy bien de qué va el tema, y que, de todas formas, van a hacer todo lo posible por controlar la internet, sus contenidos y su acceso, usando todo tipo de leyes: desde protección de los derechos de autor, hasta protección de los derechos de los niños, pasando por protección de los
intereses nacionales; y que algún día, finalmente, lo conseguirán. Yo lo dudo. La única forma de conseguirlo es, como he dicho, encarcelar a las personas que accedan a contenidos "ilegales" (otra cosa es probar que tienen esos contenidos ilegales, pero bueno...), y para ello, habría que registrar cada uno de los ordenadores de cada uno de los usuarios, o, como
sucedía en Rumanía, mandar registrar todas las máquinas de escribir.
La prueba última de la libertad de expresión en Internet es el correo basura o spam. No hay forma de acabar con él. Ahora bien, en el momento que dejes de recibir correo basura, que te pases dos o tres días sin recibir mensajes en uzbeko anunciando una Viagra en forma de bebida gaseosa, ese día, échate a temblar. Los gobiernos habrán logrado controlar la internet, y tú serás el próximo.
Mientras tanto, simplemente, cuando alguien te hable de "censura en internet", especialmente en un país democrático como el que, afortunadamente, vivimos, simplemente échate la mano al bolsillo, porque seguramente se tratará de alguien tratando de sacarte los cuartos.