2002-06-04 17:40
Modernización es una palabra, que, como otras muchas (solidaridad, paz), significa lo que el que la dice quiere que signifique. Por eso, ahora que se está hablando de la
segunda modernización de Andalucía. Así a bote pronto, se puede resumir en aquella frase de una nativa de
Síllar (una pedanía de Diezma):
Primero nos trajeron los jilambres, espués la carretera, pues ya está Síllar que parece una capitá.
Esa frase, aparte de la sabiduría popular, encierra las paradojas de la modernización: por muchos alambres, que llevan la lestricidá, y carreteras, por las que van lor urtomóbile, uno sigue siendo igual de bruto de lo que era antes. Un poco más cosmopolita y globalizado, puede ser, pero igual de gañán. O sea, que la modernización no es sólo crear infraestructuras, aunque, evidentemente, estas son imprescindibles, sino en educar a la gente en cómo aprovecharse de las nuevas oportunidades que se crean.
No se puede pretender que, así por las buenas, de la nada, e invirtiendo dinero en
unos cuantos portales de Internet, Andalucía se modernice. Hace falta mucho más. Y para empezar, hay que ver qué modernización es la que se necesita, cuáles son las prioridades, y quizás, incluso, si debemos modernizarnos. O quizás, incluso, porqué necesitamos modernizarnos. Por ejemplo, porqué en comunicaciones ferroviarias estamos ahora mucho peor que hace diez años (salvo el AVE). O porqué hay menos conexiones aéreas y son mucho más caras (como el caso de los vuelos a Almería, que es ya flagrante). Y el problema es que en cuanto empezamos a meternos en lo concreto, todo el mundo empieza a echarse la culpa mutuamente. Así que mejor no meternos en el tema.
En resumen, que la modernización está muy bien y muy guay, y que debatir sobre ella, aún más, pero que todo lo que no sea tener un transporte asequible y fiable, un buen nivel de educación, inversiones en investigación y desarrollo, son agua de borrajas.