2003-12-31 17:38
Lo menos que puede pedir uno de un libro es que lo sorprenda a uno. Cuando un libro, como este, es diferente a lo que uno se espera, por lo menos, es de agradecer.
De este muchacho ya conocía Clara o la penumbra; una novela de ciencia ficción e intriga, con ciertos toques de terror, que se publicó hace año y pico. Esta, por la lectura de la solapa, aparentaba una novela de fantasía: una persona sueña con un asesinato, que resulta estar relacionado con las trece damas, seres inmortales que han inspirado a los poetas a través de los siglos.
Contado así, sólo el hecho de que ya había leido otra novela del muchacho, y me había gustado, podía hacerme comprar esta. Poesía, trece damas, uf, puede ser un pastel importante. Pero a las pocas páginas ya me había desengañado.
La poesía es horror, dice. Efectivamente, se trata de una novela de horror.
El planteamiento es bastante interesante: las 12 damas tiene cada una de ellas una capacidad diferente, y la que da título a la novela las cohesiona a todas; sin embargo, nadie la nombra, ni se le puede mencionar. Las damas van ocupando diferentes cuerpos, y pueden morir; también pueden abandonar el cuerpo en el que habitan e ir a otro. Y controlan el mundo a través de la palabra, de los poemas. De hecho, para ellos los poetas, a los que inspiran, son meros combinadores de palabras usados para localizar "versos de poder", que, dichas de una forma determinada, pueden conseguir cosas. Y generalmente, consiguen cosas horrorosas.
La novela es un poco Cthulhuiana: las damas son mitológicocas (la perfecta combinación del mythos y el logos, supongo), tienen fuerzas inmensas y motivaciones que los humanos (los
ajenos, es decir, algo así como los
muggles para estas gentiles damas) apenas pueden comprender. Y en la importancia que se le da a la palabra recuerda también algo a
Snow Crash, de Neal Stephenson.
Pero claro, es totalmente diferente. Se puede hacer el chiste fácil de que una novela de horror tiende a ser horrorosa; y a veces, la verdad, lo es. Las escenas truculentas se revisitan una y otra vez, en mi opinión de forma excesiva.
Ese no es el único defecto: de las 12 damas, algunas parece que están de extras, porque sólo aparecen, en realidad, unas cuantas. El desarrollo es a veces excesivamente lento, extendiéndose demasiado en lo mecánico, en el ir de un sitio a otro, en las preparaciones para un hecho. También se extiende demasiado en algunas escenas.
Pero la novela funciona, a pesar de eso, y supongo que es lo mínimo que se le puede pedir a una novela de este tipo. Toda la tramoya novelística se hace creible, los personajes también lo son, y el horror de las situaciones también. A quien le guste la poesía, o quien la conozca, que no es mi caso, supongo que le sacará mayor provecho: la poesía es el
leit motiv de la misma, y hay continuas referencias a poemas y poetas. Dámaso Alonso, en particular, tiene un papel destacado; también Pemán, en plan despectivo, claro. El número 13 hace referencia a la longitud del soneto: el número 0 haría referencia a la primera línea, y se refería a la humanidad, los
ajenos, el último verso del soneto sería, efectivamente, la dama número 13.
En resumen, un libro interesante, del que disfrutarán especialmente los aficionados a las novelas de horror. Eso sí, los que no lo sean, que no se acerquen a ella y mejor que se lean las Rimas y Leyendas de Becquer o alguna poesía de Gabriel y Galán.
El propio autor habla de su obra en
Gara;
Cyberdark también la reseña, y hay comentarios bastante interesantes y contrapuestos sobre la misma.
La puedes adquirir en
la Casa del Libro o intentar comprarla de
segunda mano en Amazon UK.