2004-01-11 19:22
Ya sé que aquí no solemos hablar de política: no se preocupen, sólo vamos a tratar de metapolítica. Y lo vamos a hacer a cuento de
esta historia de Pensamientos Radicalmente Eclécticos, que se pregunta sobre el futuro del progresismo.
Si identificamos el progresismo con la izquierda, estamos usando una sola dimensión para etiquetar la política, que viene, como ya sabéis, de
la reunión de los Estados Generales en 1789, en la que la parte que representaba al pueblo se situó a la izquierda.
Entonces, el asunto estaba relativamente fácil: o estabas en contra del clero y la nobleza, o estabas con él. Más que unidimensional, la política era simplemente binaria: como en aquella obra de teatro, creo recordar que de Pemán, "Los tres etcéteras de Don Simón", la gente se dividía en otristas y miistas.
Pero los
asuntos han cambiado mucho desde entonces. Para empezar, hay muchos más: vivienda, educación, relación con la religión mayoritaria, relación con las minorías, sanidad pública o no, relaciones externas, por no mencionar ya el manejo de ciertos asuntos que puedan surgir. En cada uno de esos asuntos, se puede adoptar una posición binaria:
a favor o
en contra, o algo mucho más complejo. Cada ciudadano tomará, o no, una decisión sobre cada uno de esos asuntos, convirtiéndose en un punto en un espacio multidimensional; grupos de ciudadanos formaran cúmulos de puntos.
Si los cúmulos están bien separaditos, como en este caso, no hay mucho problema. Aún puede haber partidos: cada partido crearía una plataforma que, de alguna forma, se situara en el centro de cada cluster. Pero a veces, es así:
O aún más complicado. En ese caso, se suele tender a lo que se llama
el teorema del votante mediano, o mejor dicho, teorema del votante en la mediana: todos los partidos políticos tratan de buscar una plataforma que se sitúe en la mediana estadística de los asuntos que interesan a los votantes, con lo cual, tienden al centro, y los programas políticos se diferencian cada vez menos (hay un chiste de Forges al respecto, que no recuerdo exactamente, así que no voy a destrozarlo).
¿Qué se deduce de todo esto? Pues que es difícil hablar de
conservadurismo y
progresismo en un mundo multidimensional. Cada vez se habla más de una
tercera vía, que vendría a añadir una dimensión más a un panorama monodimensional, pero todavía no es suficiente. El problema es que un sistema de plataformas y partidos quizás no es lo más adecuado para una sociedad bien informada, y donde la información viaja con cada vez más rapidez. Y como está feo criticar sin proponer soluciones, o al menos palabros, y, además, uno ha venido aquí a hablar de su libro, re-propongo lo que propuse hace tiempo:
la demoaristoadhocracia.