2004-01-22 01:00
Eduardo Manchón
escribe sobre el futuro de los weblogs, y, claro está, se organiza cierto cisco con respecto al tema. Es
barrapunteado,
minid-ado,
salva-eado, y, er
opinioneado (podía haber usado
nombre e inicial del autor, pero igual quedaba mal). Hace tiempo,
alguien también habló del futuro de los weblogs. Supongo que se seguirá hablando.
También
Víctor le ha dado
buenos argumentos en sus comentarios en barrapunto.
Algunos de los anteriores lo califican de interesante. Yo no creo que sea interesante en absoluto, para ninguna definición de la palabra
interesante. Currado, sí. Razonado, puede. Pero ni habla del futuro de la blogosfera, ni tiene demasiado sentido casi ninguna de las cosas que dice.
Aquí es cuando se me epieza a acusar de ombliguista, endosférico, y singingmorning. Así que voy a tratar de exponer mis argumentos.
El principal argumento es el siguiente: no tengo ni idea de qué es la blogosfera. En serio. Sé que hay unos 7000 así llamados weblogs, pero también sé que puede haber algunos más, quizás no muchos, que queden fuera. También sé que algunos de esos weblogs puede que no hayan posteado desde aquella vez que se le murió el gato al cuñado de alguien.
De esos siete mil, puedo leer habitualmente media docena, quizás una docena. Esporádicamente, a lo mejor un par de docenas más. Del resto, no tengo ni idea.
Si no tengo ni idea de qué van, no puedo decir que son
egocéntricos. Alguno habrá. A lo mejor este mismo. Si me apuro, puedo medir la frecuencia de la palabra "yo" en las bitácoras que llevo controladas; o lo puede hacer Fernando en
La vida de los memes; lo cual puede ser un ejercicio tan académico y vano como
medir cuántas veces aparece una parte del día determinada en los posts (lo cual, por supuesto, hago porque me da la gana). Tampoco puedo decir que no hablan de política, o que hablan de software libre, o que hablan de gatos. Hay siete mil. Seguro que hay algunos que hablan hasta de hórreos y de coleccionismo de huevos
fabergé.
Tampoco puedo hablar de la calidad. Puedo irme a un blog, leérmelo, pensar
vaya mojón y no leerlo más. También puede que suceda con 10. Puedo llegar y pensar este tío se pasa cuatro pueblos, pero qué bien escribe el jodío. O viceversa. La calidad tiene un alto porcentaje que es puramente subjetivo. No hay más que leer las críticas de un libro, de cualquiera (o de American Gods, sin ir más lejos).
¿Qué es lo que sí sé de los weblogs? Que son sistemas de
gestión de contenidos, relativamente fáciles de usar, y que cada vez hay
más sistemas y más gente que usa cada sistema. Cuanto más fáciles de usar son los sistemas, más gente los usará, hasta que se llegará al
septiembre que no se acaba nunca: el influjo de
nuevos que no respetan las
tradiciones ni los
protocolos de los
históricos.
También sé que, al haber mucha gente usando un tipo de software determinado, se producen ciertos patrones colectivos que se pueden medir, e incluso se pueden predecir cosas. Pero hay que mirar a esos patrones, y hay que usar un poco la estadística. No la rabdomancia.
Ese septiembre todavía no ha llegado, aunque parece que nos estamos acercando bastante. Supongo que acabará llegando. Pero no puedo decir mucho más sobre el futuro.
Actualización: también
Denken über hace un análisis en profundidad del artículo. Descubierto en los
trackbacks de minid. Curiosamente, algunas de sus conclusiones son similares a este:
Y... ¿Hacia donde?
Sinceramente no lo sé, pero el artículo (aunque no lo dice claramente) implica que los weblogs se van a convertir en algo similar a los medios empresariales, tal vez de ahí salen algunos de los conceptos confusos de ese artículo.