2002-06-25 21:10
En el siglo XIX, estaba claro el tema de la huelga, como estaba claro el tema del trabajo.
Se trabajaba, en general, en un sitio determinado y fijo, para un patrono. el patrono poseía los medios de producción, el trabajador ponía su habilidad o su fuerza a su servicio. Si el trabajador dejaba de trabajar, se declaraba en huelga, el patrono dejaba de ganar (y el trabajador también, claro).
En el siglo XXI en el que estamos, las cosas no están tan claras. Evidentemente, sigue habiendo fábricas, y minas, y la gente va allí físicamente para trabajar, y trabaja con sus manos. Pero, en general, el concepto de huelga va perdiendo sentido, convirtiéndose en algo simbólico, como va ampliándose el sentido de la palabra trabajo.
Para empezar, no siempre los medios de trabajo pertenecen a un empresario. En el caso de las pequeñas empresas, en muchos casos se trabaja en régimen de cooperativa, o de comunidad de bienes. Eso no es nuevo, lo que es nuevo es que muchos medios de producción, un ordenador, por ejemplo, están prácticamente al alcance de cualquiera.
Las relaciones de producción también cambian; en algunos casos en beneficio del productor, otras veces del empresario. Del "tantos días trabajas, tanto cobras" se pasa al "tanto haces, tanto cobras". Si se tarda un día más en hacer un trabajo, el único que pierde es el productor, no el empresario.
Por otro lado, gran parte de los trabajos y de las empresas están automatizados. La distribución de aguas, las comunicaciones... En Telefóonica se declararon el jueves pasado el 50% de los trabajadores en huelga. ¿Lo notó alguien? Al descolgar el teléfono, seguía dando tono. El servicio al cliente sufriría un poco, pero tampoco creo que nadie se diera cuenta.
También ocurre que muchos trabajos son de tipo intelectual: investigación y desarrollo, publicidad, diseño... y cada vez forman una porción mayor de la masa trabajadora. En este caso, aunque un día ese trabajador no se siente delante de una mesa de diseño o un ordenador, ¿es que se va a dejar de pensar?
En resumen, que, en trabajos que sigan requiriendo presencia física, medios de producción caros y ajenos, y sean de tipo físico y no intelectual, seguirá teniendo sentido el concepto de huelga, pero en los demás casos, que serán mayoría pronto si no lo son ya, habrá que buscar formas más creativas de luchar por los intereses del currito.