Atalaya: desde la tela de araña

Querido yo:
Si estás recibiendo esto, es que la pollada esta de enviar un correo electrónico para recibirlo dentro de diez años funciona. Y que tienes el mismo email. Y que todavía sabes leer.
A ver, qué te cuento que no sepas. Si por lo menos pudiera ser hacia el pasado, en vez del futuro, podría darme unos cuantos consejos: no fumes mentolado, no uses condones de los que venden en los váteres de los pubs, ni se te ocurra estudiar biblioteconomía. Pero, no. Al futuro. Para ese viaje...
Ni siquiera te puedo preguntar nada, porque no me vas a contestar. Si pudieras, ya lo habrías hecho, te habrías teletransportado, y me habrías dicho, hola, majete, y yo te habría dicho ya te vale, joder, dónde estabas el día que eché la matrícula.
Así que ya me estás tocando las narices. ¿A que me suicido y no puedes leer esta carta? ¿A que no te escribo y te tiras un año entero esperando, pensando si vendrá, si no vendrá?
Bueno, tampoco hay que ser tan drástico. Pero ahora mismo chapo la dirección a la que me lo estoy enviando, para que no lo recibas. Que te zurzan.
Tuyo,
Tú (yo)