2004-04-06 01:00
Motherless Brooklyn, de
Jonathan Lethem, viene a ser una historia de de detectives. Matan a un tipo, alguien más o menos duro relacionado con él trata de buscarlo, ninguno de los dos son trigo limpio, pero tienen su propia ética profesional. Según avanza la investigación, se va encontrando con otros tipos más o menos duros, con chicas más o menos casquivanas, y con policías más o menos corruptos.
Hasta ahí, Motherless Brooklyn sigue el clásico esquema de la novela
hard-boiled, o novela negra, de detectives, a la Marlowe o Spade. Sin embargo, el protagonista, Lionel Essrog, tiene un problema: el
síndrome de Tourette, que le obliga continuamente a llevar a cabo ciertas acciones compulsivamente, como contar, repetir palabras, o simplemente insultar, gritar, ladrar o soltar tacos. Dicho así, la novela puede parecer un latazo: interrupción de la acción cada dospor tres para escuchar un taco o una narración de como el pobre Essrog cuenta bocadillos. No sé como, la verdad, pero Lethem consigue convertir los tics y los juegos con el lenguaje de Essrog en parte del personaje, sin que se metan por medio. Lo cual es un gran logro, supongo.
Por otra parte, todos los personajes son interesantes, y tienen su parte, y lo que parece al principio un gran embrollo, se resuelve con gran elegancia, con el clásico showdown o escena final donde el detective lo descubre todo resuelto de forma magistral. Por el camino, descubrimos los posibles nombres del logo del artista antes conocido como Prince y él reflejo de su síndrome de Tourette en sus canciones, historias de Brooklyn, y algún que otro chiste de monjes y/o animales. También llega a hacer reir, pero no usa el recurso fácil de reirnos de las locuras del protagonista, sino que busca el humor en las situaciones y en los otros personajes.
No creo que sea fácil describir desde dentro el síndrome de Tourette: Essrog racionaliza sus obsesiones y sus tics, y los gestiona de la mejor forma posible. Y, al final, claro está, resuelve el caso sin que le zurren más de lo estrictamente necesario.
El que lo
haya traducido al español debe haberlas pasado canutas. Essrog inventa palabras continuamente.
Y este libro, como todos los libros, tiene una historia. Me lo
recomendaron, lo añadí a la lista de deseos,
me lo regaló PJorge (que lo menciona
aquí) de esa lista de deseos, y por eso lo escogí de mi
The Pila a pesar de llevar sólo unos cuantos meses en ella. Gracias una vez más. Y para el resto, un libro totalmente recomendable. Lo puedes comprar en español en
La casa del Libro.