2004-05-17 01:00
Y vosotros, tranquilos frente a vuestro ordenador, ese mismo ordenador que os llevará a la hecatombe. Y yo soy el causante. Lo confieso ahora. Lee rápido mi confesión, para que mueras al menos con el consuelo de saber quién trajo tu destrucción.
No fue intencionado, pero no por ello eludo mi culpa. Comenzó simplemente con una pequeña redirección de correo electrónico. Le dije a mi ordenador "cuando recibas un mensaje aquí, lo mandas allá". El obedecía, claro. Los ordenadores siempre obedecen.
Pero un día, o hace un día, qué más da, "allá" decidió que no le gustaban los correos de "aquí". Con lo cual, con cada correo que recibía de "aquí", le respondía diciendo, como solo él sabe hacerlo, "no me gustan tus correos, forastero". Claro, todo lo que va "aquí", va "allí", por lo que aquí reenviaba el correo allí diciendo "he recibido un correo de allí" diciendo que no le gustan mis correos, a lo cual "allí" respondía con lo mismo. Cada correo generaba una respuesta, que a su vez generaba un correo, que a su vez generaba una respuesta, cada respuesta y respuesta de respuesta un poco más grande, devorando caracteres donde los encontraba, acaparando ancho de banda, saturando las redes...
Hasta que "acullá" se percate de esa discusión, y empiece a enviar correos "aquí" (que los enviará "allá", que a su vez le responderá a "aquí" y allá)... una reacción en cadena que engullirá la internet toda. Sasser y Netsky, mientras tanto, se refugiarán... bueno, en algún sitio, y mirarán como todo se cae a su alrededor.
En resumen, que se me ha escachifollado el correo. Si alguien me ha enviado algo en los dos últimos días, tendrá que esperar a que se limpien un poco las cañerías correiles. Gracias. O si no, que use mi correo de GMail, que pueden ver "allí", perdón, ahí.