2004-07-21 01:00
Este libro venía con el último número de la revista "Siete Leguas", y como por consistencia y encuadernación es adecuado para llevarlo a entornos con alta humedad ambiental (léase piscinas con mucha gente chapoteando), la emprendí con él inmediatamente; los libros de viajes me gustan por su poder de evocación, y este libro tiene precisamente eso, un gran poder de evocación de la isla de
Rodas, y, en general, de la
islomanía, una rara dolencia que afecta a los que se van a vivir a una isla, o ansían vivir en ellas.
El libro en sí, aparte de lo dicho anteriormente, no es gran cosa.
Lawrence Durrell, conocido sobre todo por el
Cuarteto de Alejandría, y situado cronológicamente justamente después, al final de la guerra, cuenta sus vivencias en Rodas, sus paseos por la isla, sus conversaciones con los nativos y las fiestas religiosas a las que asiste, y sus interacciones con personajes como Gideon, el general Gigantes, los muchos Manolis que andan por la isla (donde al parecer, uno de cada dos varones se llama así), el doctor Mills, Hoyle, el barón Baedeker; todos aparecen en cualquier movida que se organiza en la isla, provocando situaciones a veces divertidas, y pocas veces muy divertidas.
Algunos capítulos están dedicados a la historia de Rodas, y son un poco más ladrillo, aunque también son entretenidos; en general, el libro
se deja leer, pero tampoco tiene una trama (de hecho, no tiene ninguna trama) que te impida soltarlo para pegarte un chapuzón.
Además, voy a liberarlo, en mi primer
BookCrossing, en la biblioteca de
Informática de la UGR, dentro de unos 10 minutos (lo que tarde en hacer el papeleo).
Hala, ya está. Se puede consultar
el diario aquí. De todas formas, la revista junto con el libro vale unos 7 euros, y merece la pena comprarla.