2004-09-03 01:00
Mientras que
otros hablan de programación intencional, yo me estoy dando cuenta de que lo que yo practico es la programación afectiva.
Me explico. Como cualquier programador más o menos enseñado a sí mismo, practico ese tipo de programación denominada
de solo escritura, o bien
programa-y-olvida, es decir, que uno se pone a picar código por las buenas hasta que consigue que funcione. Si, más adelante, tiene que meterse en el código y enfrentarse a variables llamadas $unaVariable y $unavariable y $otra_variable, ya se ha olvidado de qué va, qué es lo que hacía, y hasta del lenguaje de programación en que lo hizo.
Recientemente me he tenido que volver a enfrentar a
un programilla que lleva unos 7 años funcionando (anunciado en su
bitácora), y no me ha costado mucho trabajo refactorizarlo en parte, y echarlo a andar. Y es que he usado la
programación afectiva.
Que consiste en lo siguiente: los programas (especialmente si son en Perl) son también criaturitas del señó. Hay que mimarlos. Hay que mirarlos de vez en cuando, pasearse por sus líneas, atildarle las variables, las subrutinas y los objetos. No puedes dejarlos así, a la buena de Dios, dos o tres años y luego esperar que sigan funcionando. No. Tienes que dedicarles atención, ejecutarlos un poquito, pero solo un poquito, para que no se cansen.
Tratarlos con cariño, en suma, y no olvidarse de ellos. Un ratito cada pocos meses es suficiente, los pobres no piden más.
Así que, si me perdonan, voy a pasar un ratito con
mi planet Granada, no se me vaya a malear.