2004-10-16 01:00
Aparte de las diferencias obvias entre la escritura analógica a base de lápiz y papel y la digital, hay una más sutil, y es la posibilidad de deconstruir un manuscrito analógico, algo que puede ser imposible en un manuscrito digital.
En un manuscrito analógico, a simple vista o con alguna técnica más especializada, se puede trazar el pensamiento de quien escribe a través de errores, tachones, notas al margen. A través de eso, se puede imaginar (en el sentido de crear una imagen) de una persona como alguien seguro de si mismo o vacilante, preciso con el lenguaje o víctima de múltiples equivocaciones.
Los bits no tienen historia. Lo escrito queda escrito para siempre o para nunca, pero no se sabe si donde hay ahora una
b había antes una
v, ni cuántas veces he tenido que pulsar la tecla de borrar mientras escribo esto, ni si incluyo las etiquetas HTML antes o después de escribir el resto del texto. No es que a nadie le importe en mi caso en particular, pero los estudiosos del futuro puede que quieran saber qué hay bajo las capas de prosa perfecta de, por ejemplo,
William Gibson, y qué parte de su estilo es suya y cuál del consultor editorial contratado por su agente para que la pula.