2004-11-02 01:00
Y me refiero al uso de las nuevas tecnologías en política. Y a la política, supongo. Aquí en España lo de las elecciones es algo así como "nosotros hablamos y vosotros votáis". En EE UU, las elecciones son una campaña de márketing viral donde es esencial tratar de convencer a cada votante de que tome una opción. No sé si el alto porcentaje de abstención será una consecuencia directa del hecho de que cada votante habrá sido contactado diez o doce veces por teléfono, por la calle o por email pidiéndole que voten a un candidato u otro, pero el hecho es que eso es lo normal.
Por supuesto, esa campaña se basa en un conocimiento íntimo de los votantes. Los demócratas tienen una
base de datos llamada Demzilla con información de unos ciento treinta millones de votantes. Mucha información. De hecho, tanta, que sería ilegal aquí en Europa. Está basada en Linux, por cierto. Los republicanos, por su parte, tienen
Voter Vault (via
Smart Mobs), que, por cierto, está en realidad en India.
Todo eso significa que cuando alguien recibe una llamada telefónica, la persona al otro lado tiene datos personales y/o demográficos sobre él o ella, y puede ajustar el
pitch, o el mensaje, a quien tiene enfrente. Un grupo político,
America coming together, ACT, que
no pide el voto para Kerry porque no puede (es una organización independiente), pero sí puede mostrar razones por las que no se debe votar a Bush, tiene activistas (nunca mejor dicho) con PDAs, con los que muestran videos también ajustados a cada grupo demográfico.
Sobre todo esto, supongo que lo que cabe decir es si la gente, al final, vota a quien realmente desea. Porque los 125 millones de dólares de ACT no salen del cepillo de las iglesias (o igual si, que nunca se sabe)... Lo que si es cierto, es que quien vote una opción, estará realmente convencido de lo que hace, y habrá tenido ocasión de discutirlo y pensarlo luego. Que supongo que es de lo que va la democracia.