2005-04-12 07:29
Los 80 no sólo fueron los años de la movida; al menos, no sólo los de
ésa movida, también fueron los años de la
reconversión industrial, y las movilizaciones obreras subsiguientes: Sagunto, Sestao... La razón detrás de la reconversión era buena, o al menos, buena en principio: (re)convertir empresas nacionales, poco rentables, y con un producto que casi nadie quería, en empresas más modernas, con productos competitivos y que, si no ganaban lo que gastaban, al menos no sangraban la economía.
La reconversión dejó muchas farolas rotas, y algún que otro desierto industrial, aparte de hacer sitio al
Guggenheim; evidentemente, dejó a mucha gente en el paro o en situación de jubilación anticipada. Porque se trataba de reconvertir las industrias, no la gente.
Ahora estamos en la misma situación, salvo que, en este caso, las industrias no pertenecen al estado. El textil está recibiendo desde el uno de enero los
envites de las importaciones chinas (¿quién puede vender, no ya fabricar, 12 sujetadores a 50 céntimos de euro en Europa?), y
el Valle del Juguete ve como empresas de toda la vida (
Jesmar pa-
ra-
ju-
gar) cierran sus puertas. Lo cuentan también
La Huida de Caperucita,
Vida y Milagros de un Trash-tocado y
TeLoCuentoParaQueLoSepas.
Llegó la hora de la
reconversión postindustrial. Porque la promesa que conllevaban el uso de las tecnologías de la información parece que no se ha cumplido. Jesmar tiene una página web (bueno, algo parecido), y la gente, aún así, se lanza a comprar muñecos cagones made in China. ¿Qué falla?
Pues fallan precisamente las tecnologías de la información, que permiten que se agregue la demanda a nivel global, pero también la oferta. Un juguetero compra donde más barato sea, y se puede mandar un email a Hong-Kong con la misma facilidad con que se manda a Altea. Aún así, no todo está perdido.
Se crean nuevas empresas, que concentran el diseño, para fabricar, e incluso vender, en China. ¿Consistirá la reconversión postindustrial en hacer el diseño asistido por ordenador asignatura obligatoria en las escuelas?