2005-08-19 20:23
No, si eso de las
coleguillonomías está muy bien, pero, ¿dónde está la pasta?
Evidentemente, en los anuncios. ¿Dónde si no? Pero la cuestión es cómo, cuándo y dónde se ponen esos anuncios. La clave la da el artículo
Taming the Wild Web, en la edición europea del Time (19/Agosto/2005): se trata, una vez más, de crear anuncios lo más personalizados posibles. Porque Google da anuncios más o menos sensibles al contexto; pero los metadatos que el creador del contenido, voluntariamente, le añade, son mucho más precisos (bueno, al menos pueden serlo).
Al final, se trata de encontrar el santo grial de la web: conectar al navegante hambriento con su restaurante local perfecto; y, claro, que coma en él. El
geotagging, que además tiene un formato estándar, al fin y al cabo, ayuda a colocar de forma precisa un contenido en el mapa. Si el contenido además tiene etiquetas como "reseña" y "comida", pues ya lo tienes: una reseña de comida en el barrio de la Chana, pongamos por caso.
Quien puede que acabe beneficiándose de eso, si que es logra resolver sus problemas de escalado, son sitios como
Technorati. Al final, se trata como de una
web semántica en pequeñito; con todos los beneficios, pero sin tanta
parafernalia.