2005-12-18 18:03
El libro que me dio el otro día
Luis Rull es de David Lodge, un autor del que no había leido nada, pero la combinación humor-inglés-David me hizo recordar a
David Forrest. Al día siguiente, chateando con Luis Rull y buscando sobre el
autor, me encontré que sus libros están todos descatalogados. Es casi imposible encontrarlos; no sólo en español, sino también en inglés.
David Forrest, en realidad, es un seudónimo usado por dos escritores, Robert Forrest-Webb y David Eliades, usado entre finales de los 60 y principios de los 70 para escribir un total de 4 libros. El primero de ellos se titula "Y a mi sobrino Albert le lego la isla que le gané a Fatty Hogan jugando al póker", y es una comedia en la que el susodicho Albert intenta hacer el amor con su novia en la susodicha isla, mientras rusos y americanos se pelean por ella. El motivo guerrero-insular no sé si será un homenaje a
Catch 22; como ella, es una novela muy divertida, con escenas hilarantes, y que se cachondea de toda la guerra fría, cuando estaba más a punto de ponerse calentita.
La siguiente fue
El robo del gran dinosaurio, una historia de espías, dinosaurios y chachas, también en la misma línea, que empieza con los chinos ideando un sistema para acabar con la civilización occidental. Es tremendamente divertida, como la anterior: recuerdo una escena en el parque, donde todos hay espías de varias
potencias diferentes, que se espían unos a otros. De ella se hizo una película,
El robo del gran dinosaurio, de la factoría Disney, que, aún siendo divertida, perdía alguna de las escenas más procaces (por ejemplo, la búsqueda de huellas del pezón encontrada en el dinosaurio).
Le siguió
El diluvio que viene, conocida mucho más por la ópera rock del mismo nombre. El tema es escatológico: llega el fin de los tiempos, y únicamente se va a salvar un pueblo francés, con una serie de personajes peculiares: el ex-paracaidística con problemas anatómicos, el cura... Ahora mismo
se está representando en Madrid. El libro es muy divertido, con un toque de ternura, y una música rápida y trepidante.
Y, por último, un libro del que no sé absolutamente nada:
The undertaker's dozen, que por lo que he encontrado debe ser una colección de cuentos cortos. Fue lo último. Ambos autores siguen aún en activo, pero en solitario:
Robert Trevelyan, por ejemplo), y sigue produciendo obras de teatro y de cine.
David Eliades también está en activo, y posiblemente seguirá escribiendo bajo seudónimo.
Lo que es una pena es que autores como éste sean totalmente desconocidos para las
nuevas generaciones, y que no se pueda acceder a sus libros simplemnte porque no están a la venta (lo están en eBay a precios exorbitantes). Los que estéis en Andalucía podéis hojear alguna de
las 5 copias que hay en las bibliotecas públicas andaluzas, y os animo a lo que hagáis.
A mi estas cosas me resultan inexplicables. Debe ser que los autores de audiencia mediana que surgieron antes de la Internet no tuvieron la misma oportunidad que los que surgieron a la vez; estoy convencido que, en los años 80 o 90, estos autores tendrían su página web y su comunidad que aseguraría un influjo continuo de lectores. Por cierto, hasta
Neil Gaiman menciona uno de sus libros en el blog.
Por supuesto, si sus libros existieran en versiones libres, también seguirían circulando. Pero eso es prerrogativa de los autores, y ahí no me meto.