2006-02-17 09:41
Con las mesas redondas siempre tengo un problema: casi siempre, hay gente en el público que tiene que aportar cosas más interesantes que los que están en la mesa. En concreto, y con todo respeto a mis compañeros de la
mesa redonda sobre software libre y universidad, a mi me interesa bastante poco si tal servicio de informática o tal proveedor de conectividad usa tal o cual producto de software libre.
Como dije y he mantenido más de una vez, el software no sólo se usa, es un proceso. De hecho, quien usa software libre porque es más barato, o incluso porque es más eficiente, poco está aportando al mismo, salvo otro usuario más que mantener y tener contento (que no es poco, pero tampoco es suficiente).
Con todo y con eso, se dijeron cosas interesantes en la mesa redonda. Lo más novedoso provino de
César Iglesias, abogado del bufete Díaz-Bastien & Truan, que mencionó que en las aplicaciones libres
el código legal es tan importante como el código informático
También contó que "hay una gama completa de licencias, desde la Apache hasta la GPL", y que hay que estudiarlas para ver cuál es la más adecuada a la aplicación y entorno en particular. También mencionó que, si no se dice otra cosa, los proyectos fin de carrera, y, en general, el software producido en la universidad es propiedad de la universidad. No es que la universidad, por lo pronto, esté persiguiendo jurídicamente ni afirmando sus derechos de propiedad sobre lo que producimos los que curramos aquí (yo no he tenido ningún problema en ese sentido), pero es mejor tener una regla clara en cada universidad que permita que, por ejemplo, la licencia por defecto de una aplicación producida en una práctica, o PFC, o por un profesor, sea una licencia libre (GPL, BSD o la que sea).
Mencionó también que
el software libre no existe sin copyright
sea por contraposición, o sea simplemente por el hecho de que el software libre también tiene sus propias reglas. El que se pueda copiar libremente no implica que no existan otro tipo de restricciones; lo mismo que ocurre entre las licencias libres.
Se habló también mucho de la
recientemente creada Forja de RedIris, que pretende ser un repositorio de conocimiento libre, inclusive software libre, sobre todo a nivel universitario. A ver si tiene éxito.
Por otro lado,
Alberto Ruiz, que había participado en la mesa redonda anterior y estaba entre el público, dijo una frase bastante interesante:
Mejor añadir conocimiento a la wikipedia usando IE que ver yonkis.com con el Firefox
, con la que estoy totalmente de acuerdo. El software libre forma parte de la cultura del conocimiento libre, y es una cultura de la generosidad, del hacer cosas para los demás. No es una cultura utilitarista de "uso esto porque es más chulo, o porque está de moda", como he dicho antes.
También estuvimos hablando y discutiendo un buen rato sobre
formatos libres como OpenDocument. Algunos se quejaban de la falta de implementaciones, pero lo cierto es que las hay, y muchas, y lo más importante, las seguirá habiendo, al ser un estándar. No se puede uno arriesgar con los formatos propietarios, que son propietarios y dentro de 10 años vaya usté a saber qué se puede hacer con ellos o qué va a haber para leerlos.
En cuanto al congreso en sí, me resultó sorprendente la cantidad de gente con chaquete y corbata, de diferentes empresas e instituciones, que había por allí. Uno espera encontrarse una peña con camisetas de Debian y pingüinitos en la espalda, pero qué va... yo creo que la proporción de chaquetas a pingüinos era casi de dos a uno; la edad media, aunque salvada por la multitud de autobuses de institutos que pasaban el día en el evento, era, sigh, ligeramente inferior a la mía. A poco pude asistir aparte de a lo mío, pero me hice con el libro de ponencias... y con muchas otras cosas. Quizás hablaré de ellas en otra ocasión. Si alguien sigue por allí, que cuente algo.