2006-04-24 09:37
Una de las cosas que necesitábamos en las jornadas era un portátil que pudieran usar o bien los ponentes o bien los asistentes para tomar notas. Y como
nuestra escuela tiene una flamante
aula Toshiba WiFi con 40 portátiles, ni corto ni perezoso me propuse solicitar uno prestado para llevármelo a las Jornadas. Para lo que conté con la ayuda de uno de los alumnos voluntarios,
Fran, que iba a montar guardia en la
pecera para acarrear el susodicho portátil de la susodicha Informática a la también susodicha Sociología.
Primer problema: no aparece la persona responsable de los portátiles. Llama que te llama, busca alternativas, no funcionan las alternativas. No cabe más que esperar. Finalmente aparece, pero me comunica que no se puede retirar un portátil del aula de portátiles (porque, aunque sean portátiles, es un aula), sino que hay que
reservar toda el aula de portátiles, y entonces ya uno haga lo que se parece. Uno se tendría que remontar a Demócrito de Ábdera para investigar ese carácter atómico de un ente que, de por si, es más bien divisible (como mínimo en 40 partes), pero como también dijo Aristóteles:
Lo que no puede ser, no puede ser, y además es imposible. Además, el responsable del aula no es responsable de la reserva del aula, y hay que buscar a otra persona, que es la que se encarga del tema. Que está en clase. Y no sale hasta las 12.
Y allí que te va Fran, pacientemente, a esperar a que salga de clase, con una mochila que previamente había preparado al efecto (el aula tiene portátiles, pero no mochilas, a pesar de ser atómica). Y allí que vino, y pudimos disfrutar del portátil tanto la
Maruja como algunos ponentes como algunos alumnos que lo usaron para tomar notas.