2006-10-17 09:38
Hay dos tipos de piltrafillas: los que lo llevan bien y a los que le dan de vez en cuando neuras y movidas raras.
Yo llevo apuntado a un gimnasio así como un par de años.
El problema es que a esos sitios suelen ir tíos megacachas (al dueño le llamamos He-Man, por dar pistas), con lo cual las neuras (que
tienen tenemos todos los que van allí, me temo) se acentúan un poco. Con el tiempo, eso sí, te vas haciendo a él (a He-man, y al gimnasio), ves las cosas buenas (fundamentalmente, localizas el sitio auténtico para que parezca que estás haciendo algo mientras miras a las del aeróbic), coges tus rutinillas... Y de repente, cuando ya estás casi adaptado, pos toma reforma.
Entran tíos cachas nuevos, mucho más potentorros incluso y a los que no les tienes calados todavía los defectos (que es por donde te escapabas de los antiguos), te cambian la distribución, te ponen duchas comunales...
¿Duchas comunales? Sí señor. Pero a medias. O sea, solo de tíos, que es una cosa que no termino de entender. Con lo vacío que está el armario, y ya que uno tiene que pasar la vergüenza (no se olviden de que se va al gimnasio por la cosa de la neura), joer, pues se pasa un poco más y así no hay que estirar el cuello para mirar a las del aeróbic (que ahora, por cierto, están en a tomar por culo y no se ven mientras haces las abdominales).
De modo que manifiesto mi más enérgica queja, y como no soy capaz de decirselo al He-Man en la cara, pues aprovecho y lo suelto por aquí, para que ni lo relacione conmigo. Por si acaso.
Le habló un
arkángel vergonzosillo.