2006-11-26 19:20
Pyongiang es un cómic periodístico, al estilo de
Joe Sacco, pero mientras los de Sacco podrían estar en las páginas de noticias, el de Delisle se inclina más bien por el estilo tira cómica. Narra, de forma más o menos autobiográfica, la historia de Guy, que va a Pyongyang, en Corea del Norte, para supervisar la producción de una serie de dibujos animados para la tele francesa. Al parecer, la animación tradicional, a base de dibujitos, es una fuente de ingresos considerable para Corea del Norte (después del tráfico de armas). Así, a través de su voz, vamos penetrando en este mundo que no está precisamente en las guías turísticas. Los que entran ven el país sólo a través del cortafuegos de guías y traductores, y les está vedado el contacto con la población local.
Lo que Delisle describe es un reino basado en las apariencias , obsesionado con el culto a la personalidad, y donde impera el tedio. Volar avioncitos de papel se convierte en uno de los ejes del ocio del protagonista, que se muestra totalmente refractario a los encantos del país y de sus gentes. Aunque posiblemente, después de
visitar el Museo de la Amistad, que alberga millones de regalos de los admirados líderes mundiales al pleclaro líder de la DPRK, yo también lo estaría. De todas formas, resulta entretenido, y a veces divertido, de leer.
Lo puedes adquirir en
Astiberri, no sin antes contrastarlo con
otras reseñas:
Seré tu Accidente le hace una crítica muy somera, aunque lo califica de interesante, El Blog Ausente hace una reseña bastante extensa, y le llama
el mejor documental gráfico sobre el país, y
La Hila lo califica de (sic) pasionante. En resumen, recomendable. Y, por cierto, parece que ha publicado otro en la misma línea, titulado Shenzhen, que habrá que ir consiguiendo.