2006-11-27 17:17
En mi
penúltimo viaje en tren a Sevilla, un domingo por la tarde, con el tren abarrotao, me percaté de que había bastantes personas usando un ordenador portátil como
entretenimiento a bordo: viendo
Friends, pelis de Disney, o escuchando música.
Es curioso que cuando se sacan plataformas
de entrenimiento doméstico basadas en ordenadores, los ordenadores, sin mucha alharaca, se van convirtiendo en plataformas de entretenimiento móvil. En un momento determinado, yo puedo llevar también el portátil series, gigas de música, y cientos de libros electrónicos, que te pueden resolver una hora muerta (o varias) en un momento determinado. Y es así por la combinación de varias circunstancias: el tiempo que dura una batería, que supera ya las dos horas, la disponibilidad de contenido barato (o gratis, para entendernos), y el hecho de que los propios portátiles y periféricos sean también suficientemente baratos, y tengan la calidad suficiente como para reproducir pelis sin que el procesador se tueste en su propio jugo.
Lo cierto es que
la calle encuentra sus propios usos para la tecnología, y usar un portátil como centro de entretenimiento no es algo tan extraordinario. Lo que si lo es es la rapidez del ciclo de uso de la tecnología: una tecnología de uso general pasa a ser usada para algo en particular, y más adelante se crea un nuevo nicho tecnológico y se crea un producto específico para ese uso, que se generaliza, y así sucesivamente. Por ejemplo, un portátil usado
principalmente para entretenimiento no necesita un teclado, sólo un mando a distancia. Y si se puede sacar uno por 100 lerus menos que lo que cuesta un portátil, puede que sea rentable. Y así sucede con casi todos los chismes o artefactos tecnológicos. Sólo que es curioso ver el proceso en acción.