2006-12-20 12:41
Si quedamos en que
la mochila es al geek lo que la
marsupia al canguro, es decir, en sus diversas implementaciones (bandolera,
a la espalda, riñonera,
mochila compatible con iPod), imprescindible, se plantea un problema serio, el bien conocido
problema de la mochila: ¿Dónde diablos deja uno la mochila cuando llega a un sitio?
Los sitios más habituales son dos: el mueble habitual en casi todas las casas de postín denominado
suelo (de venta en Ikea y otros comercios del ramo), y otro, también bastante habitual, denominado
silla-de-donde-hay-que-quitarla-una-vez-se-quiera-sentar-alguien. Ambos dos totalmente inadecuados, aunque el primero tiene unas condiciones de seguridad bastante aceptables, salvo que la mochila sea de camuflaje-suelo y se tropiece con ella o se pise o tenga uno gato o cualquier otro animal doméstico que decida que es un sitio suficientemente adecuado para realizar necesidades sico/fisiológicas.
Otros muebles tampoco son mucho mejores. Las mochilas no están hechas para meterse en armarios, porque tiende uno a olvidar que existen, como ocurre con los paraguas, y los propios armarios, y puede uno necesitar ese pendrive que está precisamente en el bolsillo-especial-para-pendrives, y, al desconocer la existencia de armarios y todo lo que en ellos habita, no encontrarlo.
Un perchero, menos todavía, porque para rebajar el centro de gravedad de un perchero-con-mochila-colgada, hay que colgar otra mochila en el lado exactamente opuesto, lo que inmediatamente elimina de la ecuación los percheros asimétricos, o bien, otras dos mochilas de peso exacto en los tres puntos de Lagrange del perchero, lo que ocasionaría un gasto excesivo, pero una foto que podría tener cierto éxito en
Flickr.
Y ni siquiera menciono los cajones. Las mochilas están específicamente diseñadas para
no caber en los cajones. Ni siquiera lo que cabe en una mochila puede caber en un cajón. Así que no menciono más los cajones. Porque resulta impensable
sacar cosas de una mochila para meterlas en cajones. La situación
iría claramente a peor.
Con lo cual, teniendo en cuenta el peso específico de la población (y de las mochilas) que tienen este problema, ¡exijo el diseño y posterior comercialización (a precios populares) de un mueble-mochilero ya! (mejor si tiene conexión USB)