Atalaya: desde la tela de araña

2006-12-23 17:44 Trece campanadas viene a ser una historia gótica con protagonistas improbables. Un productor de televisión tiene que hacer no se sabe muy bien qué, pero muy malo, y tratan de evitarlo un escultor más bien beato y una guionista de televisión. Suso de Toro usa la fórmula del diario encontrado, y mezcla varias narraciones en primera persona y una de ellas, no se sabe muy bien por qué, en tercera persona, usando la fórmula de un narrador omnisciente, pero no mucho. Y los narradores son el malo, que es un pesao, un médico amigo del protagonista, que es también más bien pesao, y el beato, que es el más pesado, porque además, te va dando sermones a nada que te descuidas. Por otro lado, el que narra la historia de la guionista, Celia, es también tirando a pesado. El cambio de narrador no contribuye precisamente a crear una atmósfera de terror, que es lo que le convendría al relato (digo yo). Tampoco el tono narrativo. En plena escena trágica de comunión espiritual entre asistentes, piden una pizza y el prota se acuerda de que le gustan con anchoas. A ver, ¿alguien vió a algún protagonista de "El Sexto Sentido" pedir pizzas con anchoas? ¿Los dioses antiguos de Lovecraft pedían doble de queso? Así que las escenas que tendrían que resultar terroríficas resultan más bien patéticas, y las de acción están más bien lastradas por la narración en primera persona. A veces también el relato de varios narradores se solapa, y acabas escuchando lo mismo un par de veces, lo que resulta (no sé si lo he dicho ya) pesado. Además, deja cabos sueltos.
Tiene buenos momentos, algunos diálogos son entretenidos, las descripciones del escenario, en ocasiones, también, y el beato escultor tiene unos momentos cómicos que son divertidos, pero, en general, la novela me ha resultado aburrida. O sea, que no la aconsejo. Por cierto, que la doy para quien la quiera. Encuadernada en cartoné. También lo puedes comprar en Casa del Libro