2007-08-28 18:50
Ahora que me estáis escuchando, os voy a explicar de-ta-lla-da-men-te como se hace un empedraillo. Sólo hay una forma de que salga bien un empedraillo, y esa forma es la que os voy a contar.
Empezaremos por lo más importante: la olla. Sin olla, la mayoría de las recetas de olla, incluso todas, vienen saliendo mal. Pero no puedes usar una olla cualquiera. Tienes que usar la mejor olla, o si no la tienes, la menos mala, para el empedraillo. Si usas otra cualquiera, qué se yo, la olla que sea buena para las papas en caldo, puedes tener serios problemas. Se te puede morir un pollo perdiz, por ejemplo. No sería la primera vez.
No menos importantes son las sillas. Una mala silla puede estropear un empedraillo. Porque, vamos a ver, ¿dónde se sienta la gente que se está comiendo el empedraillo? En la silla. Si la silla es, pongamos, radiactiva, a la gente se le empieza a caer el pelo y salir bubas y lo pone todo perdido y resulta muy desagradable. El contador Geiger es imprescindible en la panoplia de herramientas de un buen cocinero.
¿Y el azafrán? Qué os voy a decir yo del azafrán que ya no sepáis. Pues esto: que no me hablo con él. Ni con vosotros, si es que preguntáis la razón. Así que callandito, y a comer empedraillo, si es que toca empedraillo. Que suele tocar en las siguientes fases de la Luna: cuarto creciente, luna llena, y menguante pero sólo si está en concentración con Venus. No os preocupéis, os paso una página web de la NASA que viene todo muy bien. O el teléfono de la pitonisa Juanita. No tiene ni idea de las fases de la luna, pero tiene buena memoria para las páginas webs, ella os lo dirá si se os olvida.
Finalmente, los comensales. Los comensales tienen que ser elegidos cuidadosamente a la hora de hacer un empedraillo. Los empedraillos son muy suyos, tímidos, pero reconcentraos, y si se encuentran con un comensal inadecuado se pasan, o le salen grumos, o, de repente, le sale un bicho a las lentejas. Así que evitad especialmente los siguientes: conductores de autobús, cazadores colegiados de topillos, y, creo que no me olvido de nadie, personas que crean en la metempsicosis. Esto es por ellas, porque miran cada lenteja y ven en ella a su recientemente fallecida abuela Nicasia.
No creo que me falte nada. ¿Alguna pregunta?
¿Que si puede haber monjas budistas? ¿No te he dicho que no habláramos del azafrán?