2007-10-07 09:52
Que incluyan un cuento propio en una antología hecha a más de 10 kms de donde uno vive es una alegría, pero cuando, como cuenta
Sandra en El negocio de las letras y el ego del escritor, no sabes qué cuento es, no te han pedido permiso para incluir el cuento (porque a uno puede no apetecerle salir en una antología con según qué gente, pongamos por caso; a eso se le llaman
derechos morales), no te cuentan que el cuento ha aparecido en una antología, y, para terminar, si quieres una copia de la susodicha antología, te la cobran a cincuenta luris (creo), pues la cosa no gusta demasiado.
Eso es lo que ha pasado con un cuento mío (que, por la presente, todavía no sé cuál es, aunque creo que lo han copiado directamente de
los Nuevos Cuentos de Alambre, que es donde coincido con Sandra) y la antología
Cuento vivo en Andalucía, hecha en México al amparo de la feria del libro de Guadalajara. Resulta que van a
presentarla la semana que viene en Granada y, por lo menos, han tenido la deferencia de invitarnos (por persona interpuesta) a la presentación. Estaría bien que te regalaran una copia, aunque yo entiendo que, siendo un tocho de 700 páginas, no debe ser fácil traerse de allende los mares tanto libro. No sería el primer caso, por cierto; por ejemplo, a
esta persona se la regalaron (y de camino cuenta la incepción de la antología, tras investigación y escaneo exhaustivo, al parecer). Pero si no te regalan una copia, por lo menos que te den una rebaja.
Tampoco habría estado mal que los
compañeros de antología que se enteraron hace tiempo de esta historia me hubieran avisado cuando se enteraron. Para compartir la alegría y eso.