2007-10-15 13:03
Este libro, subtitulado
Embrace change, propone una serie de métodos para desarrollar software de forma eficiente y, sobre todo, satisfactoria para los desarrolladores y abierta al cambio. Se trata de aplicar una serie de técnicas: programación por pares (es decir, uno se sienta el teclado y otro mira y comenta la jugada), uso extensivo de pruebas tanto unitarias como funcionales, simplificación en el diseño, tanto global como a pequeña escala, y propiedad colectiva del software desarrollado.
La programación extrema es del tipo de cosas que uno ha oido y que busca para reafirmarse sobre las prácticas caóticas que usa uno de todas maneras: programar sin especificación o cambio continuo de especificaciones, refactorización continua del código y documentación del código en las pruebas (si las hay) o en el propio código. En parte, eso es lo que he encontrado: la calidad del software no depende de lo mucho que uno sepa de
UML ni de las noches sin dormir que le eche, sino del cariño y esfuerzo que ponga en el diseño y el cuidado en el testeo del mismo. Además, la programación extrema se pliega bastante bien al desarrollo de software libre, donde muchas veces el
cliente es un concepto difuso y la programación se dispersa geográfica y temporalmente. Y más o menos, algo he aprendido, aunque insiste demasiado en técnicas que no acaban de tener mucho sentido, como el que sea más o menos imprescindible el programar por pares.
En todo caso, el libro está bien, desarrolla una serie de argumentos convincentes para aplicar cada una de las técnicas, y, además, no insiste en la aplicación completa, sino que deja claro que, incluso aunque se aplique alguna de ellas, se puede conseguir algún beneficio. Además, no actúa como propaganda para una herramienta determinada, sino que las menciona muy vagamente, haciendo énfasis sólo en la programación orientada a objetos como la mejor forma de implementar esta serie de técnicas.
A veces insiste demasiado en una serie de temas, y puede resultar un tanto aburrido; leyéndolo en ratos perdidos, poco a poco, no está mal del todo. Y como todo libro de auto-ayuda, algo sirve, aunque no llega a resultar una epifanía. Lo cierto es que después de 8 años sigue estando vigente, lo que ya resulta todo un logro. Por lo tanto, recomendable.