2003-02-09 17:28
Supongo que alguien se habrá dado cuenta de que llevo un tiempo calladito, y es porque he estado
aquí, contando
esto (no todo, buscar Merelo en la página), aunque evidentemente, también ha habido tiempo de hacer lo que se muestra en la foto.
Por pocas si estoy de vuelta para escribir esto, porque nada más salir el avión de Madrid, entramos en la zona de turbulencias más cafre que he visto yo en la historia, hasta el punto que mi compañera de asiento, blanca, me preguntó "¿Es esto normal?". Yo no la tranquilicé mucho contestando "No lo sé", pero peor hubiera sido que le hubiera dicho, "No, este es el peor vuelo de mi vida, con diferencia, y estoy tan acojonado como usted". Según nos contaron los que habían cogido otros vuelos, algunos comandantes habían avisado a los pasajeros de lo que iba a pasar, pero el nuestro se ve que no, que quería ver qué cara se nos quedaba, y lo que se hacía cuando se acabaran las turbulencias (todo el mundo puso el aire acondicionado, para contrarrestar los sudores fríos, supongo).
También tuvimos oportunidad de probar la sidra
aquí y, como no, de cantar Asturias patria querida. Por alguna razón ignota, nadie nos quiso acompañar. Es que los congresos ya no son lo que eran.
El último día nos recibió la alcaldesa, como se puede ver
aquí, y
aquí (titular impagable: "La alcaldesa recibe a los informáticos"; me imagino un congreso de biotecnología: "La alcaldesa recibe a los boticarios". Los plenos serían: "La alcaldesa se reune con los políticos"). Pero mejor fue en
La Nueva España (no he podido encontrar el artículo), donde la foto aparece en la sección de deportes, con un titular relacionado con unas declaraciones de la alcaldesa sobre el Sporting.
A la vuelta, afortunadamente, no pasó nada, aunque me encontré el garaje lleno de chapapote. Y así sigue.