2003-02-09 19:55
No hacemos un viaje: es el viaje el que nos hace a nosotros
Viajar me da ocasión de leer libros con tranquilidad, gracias a los retrasos que Iberia nos ofrece amablemente, y a ratos perdidos en hoteles, aviones y salas de espera, y en esta ocasión, he aprovechado el viaje para leer un libro de viajes:
Viajes con Charley, en la
edición que venía con la revista Altaïr.
El libro me ha permito redescubrir a Steinbeck como escritor, pero también a Steinbeck como persona: una persona que habla con perros, que acompaña cada encuentro narrado en el libro con generosas cantidades de whisky, y que se comporta, en cada momento, como uno esperaría que se comportase un turista americano (en este caso, un turista americano en su propio país).
Steinbeck describe su ruta en casa móvil por diferentes estados de América, atravesando primero el Norte, y luego el Sur. No se para mucho en el paisaje, pero sí en la gente. Describe sus encuentros pormenorizadamente, sus conversaciones, y trata de acercarse al alma de América a través de su geografía humana. Y su geografía humana, como la política, como la orografía, es muy diversa; en un episodio segregacionista en Nueva Orleáns se encuentra gente que está a favor, en contra, y las dos cosas a la vez.
También le sirve para conocerse a sí mismo. La escena en que tiene en la mira telescópica un coyote, y las reflexiones que ello le provocan, verifican la cita que he puesto arriba: un viaje es siempre, también, un viaje a nuestros propios interiores.