Corre, Conejo cuenta la historia de Harry "Conejo" Angstrom, una persona normal. Vive en un pueblo en Pennsylvania, Brewer, está casado, tiene un hijo, Nelson. Fue jugador de baloncesto en su instituto, no lo hacía mal del todo, tiene un trabajo que le permite ganarse la vida, y poco más.
Pero le gusta correr, al hombre. Te descuidas, y se echa a correr. Deja a su mujer, se va con el coche, luego vuelve, busca a un antiguo entrenador suyo, sale por la noche, conoce a una mujer y se va a vivir con ella. Angstrom es un tipo muy reflexivo. Le da muchas vueltas a todas sus acciones, analiza todo lo que ha hecho y lo que piensa hacer, disecciona a todos los que le rodean. Pero, al final, suele hacer lo más estúpido: corre cuando debe quedarse, o se queda cuando debe irse, y a veces lo que hace tiene consecuencias fatales.
Por eso no le he acabado de sacar el jugo a este libro. Quizás porque lo dejé de leer durante unos 10 días, y lo retomé luego, pero el hecho es que no hay ningún personaje con el que se pueda empatizar; todos son antipáticos, estúpidos, hueros, o perniciosos. El único que se salva es Nelson, el hijo de Angstrom. También son superficiales; cuando golpea la tragedia, los pesonajes se preocupan de su traje, o de quien pasa por la calle. Supongo que, en eso, son muy americanos.
En resumen, mi puntuación es
3 de 5. Y parece que algunas reseñas que hay por ahí están de acuerdo:
En Botas lo encuentra curiosamente envejecido, y dice que Conejo es un gilipoyas vanidoso, y ha
decepcionado a "La aventura de la vida".