He acabado de leer La Tierra es Plana, de Thomas Friedman justo cuando ha decidido hacerse más plana haciendo que las bolsas se caigan estrepitosamente. Al mirar caida + bolsas en Google News y ver como las noticias se referían a bolsas de Colombia, de Argentina, de Chile, y de todos los paises tuve un momento Tierra Plana de los que le gusta referirse al autor.
El concepto se refiere a un mundo conectado, y además conectado de forma instantánea. Un mundo en el que es difícil que un producto sea producido en un solo sitio, porque todos emanan de una economía global. Pone como ejemplo su portátil, un Dell, y de cómo ha recorrido medio mundo para llegar, en muy pocos días, a sus manos.
En general, las previsiones del autor son optimistas: una economía integrada hace más improbables las guerras, porque es difícil que le declares la guerra a alguien que necesitas para cualquier producto que consumes o vendes; asimismo, la integración y la distribución de bienes y empleos a nivel global acaba beneficiando a todo el mundo, porque cada cuál se encarga de lo que mejor sabe hacer y, por supuesto, de lo que sabe hacer más barato. Y al final todos son felices. Hasta que caen las bolsas, claro. Porque todo eso significa que si los destinatarios de los productos, americanos, japoneses, dejan de comprarlos, una ciudad entera de China se queda sin trabajo; que si sube el petróleo, el portátil que eres incapaz de fabricar en tu propio continente te va a costar más caro porque hay que traerlo en avión o en barco, y, por supuesto, que si se cae la bolsa en algún sitio, se va a acabar cayendo en todos.
El libro, en general, está bien, pero se basa demasiado en la evidencia anecdótica y poco en hechos puros y duros; Yugoslavia, por ejemplo, era un mercado integrado antes de que acabaran todos a guantás. Y luego la versión española tiene muchas frases mal traducidas. Habría que poner un poco de cuidado. Aparte, es un tanto más largo de la cuenta. 400 páginas de especulación me parecen excesivas. Por eso, le doy un 3 de 5. Pero las gracias de todas maneras a Manolo, que me lo regaló.