Al terminar de leer
Bartleby y compañía, de Enrique Vila-Matas, no tienes muy claro de si se trata de una genialidad o de una impostura. El planteamiento es muy simple: un oficinista se propone estudiar a todos los escritores que, después de producir grandes obras, dejaron de hacerlo para siempre (o por una larga temporada). Tal como
el propio Bartleby, de Herman Melville, un probo escribiente que, al ser solicitados sus servicios un día, dijo que
preferiría no hacerlo.
¿Da mucho de sí esa
trama? No, no da mucho de si. El narrador, que es un avatar del propio autor que también tuvo sus
fases Bartleby, enumera múltiples representantes de la
literatura del No, parándose en
Kafka (uno de los pocos escritores que no tiene nombre de pila en la Wikipedia) y
Rimbaud especialmente. Alrededor de ellos, la
compañía son múltiples autores desconocidos, que convierten a esta novela en una especie de vademécum o canon de lectura.
Dicho así, parece tan entretenido como el libro de Literatura de COU. Pero es que es algo más; la novela tiene chispazos de genialidad al describir esa pulsión negativa, y, sobre todo, al apuntar al hecho de que sólo una parte de la literatura es lo escrito. La vida es literatura, la muerte también puede serlo, y al quedar expuestos a la historia, toda acción pública y a veces privada se convierte en un hecho literario. Por eso, el dejar de escribir a veces es el mayor logro literario de todos. Y, teniendo en cuenta el poder evocador de lo escrito, y el hecho de que la lectura reconstruye y a veces construye directamente una obra, los no-escritores se convierten en grandes literatos por esa evocación de lo no-escrito y su construcción por parte de los demás
La novela es buena por eso, por lo que trata y consigue (desde mi punto de vista) transmitir. El formato también es peculiar: un conjunto de notas a pie de página. Por eso está bien, pero lo cierto es que la enumeración borgesiana y las citas de autores desconocidos a veces se hace un poco cargante. Así que finalmente le doy
3 de 5. Por cierto, que es lo primero que he leido íntegramente en el
Papyre. El propio Vila Matas mencionó en uno de sus artículos que había recuperado gracias a Internet alguna de sus novelas pasadas, y creo que a partir de ahí comenzó a formar parte de mi
e-Pila particular.
, por ejemplo. Y multitud de