2003-02-18 18:36
En el año 98, la revista wired publicó en sus números 6.03 al 6.05, la
Enciclopedia de la Nueva economía. No busquéis los artículos correspondiente en la
web que Wired dedica a cada número, porque ha desaparecido. Quizás sea un auspicio (enciclopedia de la nueva economía en un medio de la "vieja economía": árboles muertos). Quizás también lo sea que la enciclopedia en sí estuviera patrocinada, y acompañada en cada página, por anuncios de Andersen Consulting, la consultoría que desapareció prácticamente tras el escándalo de Enron.
Para añadir otro clavo al ataúd, aquí está
este artículo de eCommerceTimes que habla del mito de la nueva economía. Para ser un mito, hace 5 años parecía bastante sólida: una nueva economía, apoyada por las tecnologías de la información, y empujada por la ley de Moore, prometía ganancias de productividad continuas, crecimiento continuo, y empresas basadas en bits que superarían cualquier empresa basada en ladrillos.
Cinco años más tarde, está claro que no es así: algunas empresas basadas en bits han sobrevivido, otras han sido eliminadas del flujo de la historia, e incluso olvidadas. Por el camino se han quedado decenas de miles de millones de dólares derrochados en páginas web que, a pesar e regalarlo todo, no llegaron a atraer clientes. Los
círculos virtuosos (crecimiento provoca productividad, que a su vez provoca crecimiento), han dado lugar a lo de siempre: etapas de crecimiento seguidas de etapas de recisión, en una inevitable sinusoide.
Es cierto que muchas de las bases de la nueva economía hay que tomarlas en serio: el hecho de que la economía es un sistema complejo, es decir, que es más como una ecología que como una máquina, y así hay que entenderlo; el hecho de que las tecnologías de la información son imprescindibles para manejar un negocio, como ya lo han entendido empresas como IBM (¿quién si no?) y Wal-Mart, la desaparición de las máquinas basadas en microprocesadores, que se insertan cada vez más dentro de nuestra vida diaria sin que seamos conscientes de ellos. Todo eso se ha incorporado, pero no ha traido esos días de vino y rosas, ni
el Dow a un nivel de 36000, como algunos libros prometían (hoy en día está a
alrededor de 8000, por debajo incluso de los 10000 en los que estaba cuando se publicó el libro).
¿Qué fue lo que pasó? Pasaron muchas cosas, pero una de los hechos principales nos está saltando en la cara en los últimos días: la economía mundial, la miremos por donde la miremos, sigue dependiendo estrechamente, y sigue estando basada, en los combustibles fósiles. Si el petróleo sube, la economía baja. Si la economía sube, el petróleo sube (aumenta la demanda, disminuye la producción), la economía baja. Es como una ecuación diferencial de Lotke-Volterra de los zorros y los conejos, pero con las tasas de crecimiento y los precios del petróleo.
La nueva economía sólo puede ser una que se escape de esa dependencia; y aunque las bases están ahí, todavía nos queda algo de camino por recorrer.