Atalaya: desde la tela de araña

Cultura en la red, reflexiones, relatos, tutoriales y paridas diversas

Estimados señores:

2003-02-22 18:03 La presente es para comunicarles que, como bien saben, la primera de las misivas de esta su Atalaya ya preocupóse sobre el problema de la correspondencia electrónica, que es, a la sazón, una de las mal llamadas killer apps o usos diestros (de diestro, o sea, matador) de nuestra Internet que lo es. Pero es que al parecer, a quien ha colocado el estoque la comunicación electrónica es al comercio epistolar.
Al parecer, amigos, no ha sido mi persona la única que ha repacitado sobre el tema: el ínclito Robert Silverberg, en uno de los últimos editoriales del Asimov SF Magazine, uno de los pocos objetos que alegra (no muy) regularmente mi buzón de correos, cavila sobre el género epistolar, y sobre como eximias personalidades del género escapista, como H. P. Lovecraft y el editor John W. Campbell, Jr., escribían largas y reflexivas esquelas (¡quizás incluso a mano!) y mantenían relaciones epistolares que duraban toda una vida.
Bien sabéis, dilectos lectores, que lo que sale de los teclados es escueto, lo que procede de pluma de ave es prolijo; bien sea porque el signo de los tiempos es la brevedad y la rapidez y lo somero, y el de aquella época (¡el siglo pasado, nada menos!) era la tranquilidad, y la lentitud y la profundidad; bien sea porque una carta, metida en un sobre y lanzada a los procelosos océanos de los correos de su Majestad, tardaba días, quizás semanas, en llegar a su destino, y por tanto, debía tener una dosis de información suficiente para que llegara hasta la siguiente entrega; hoy en día, como sin duda no ignoráis, unas palabras convertidas en transiciones de estado de esas bolitas con un signo menos pintado llamadas electrones no se demora más de unos minutos en alcanzar, pongamos, Antananarivo.
Pero ah, amigos, no todo está perdido. Periódicamente muchos de vosotros estrujáis vuestras mentes y mandáis cartas al mundo a modo de cuaderno de bitácora o diario de a bordo; el mundo, obsequiso, os contesta sea a continuación del mismo, sea en sus propios diarios. Se establece así una correspondencia que en vez de plebeyo ping-pong a dos, es un complejo y cambiante polígono cuyas en cuyas esquinas están personas humanas, y cuyas aristas forman una tupida tela difícil de apreciar desde dentro, pero que, sin duda, el tiempo sabrá desvelar.
No os quepa duda, estimados contertulios, de que la correspondencia poligonal que forman las bitácoras será un género estimado por las naciones y los siglos, y verá joyas tan apreciables, o más, que las cartas del fervor, del nunca suficientemente ponderado Jorge Luis Borges
Y sin más que deciros, me despido suyo afectísimo y seguro servidor, este vuestro amigo que lo es: Juan Julián Merelo Guervós

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Comentarios

1
De: Epaminondas Pantulis Fecha: 2003-02-23 05:55

APROVECHO PARA RECOMENDAR LECTURA BIOGRAFIA STOP DE H.P.LOVECRAFT ESCRITA POR SPRAGUE DE CAMP STOP EDITORIAL VALDEMAR (COLECCION CLUB DIOGENES)



2
De: JJ Fecha: 2003-02-23 18:52

Y curiosamente, este artículo encontrado en Slashdot y que llevaba tiempo ocupando una solapa en mi Galeon compara el inicio de las BBSs, hace unos 25 años, con las correspondencias de la época victoriana, y da un origen del estilo escueto en las comunicaciones electrónicas: a 300 baudios, se tarda un segundo en transmitir 5 palabras; si se puede decir algo en pocas palabras, mejor que si se usan muchas. Y de hecho, quien abusaba de las palabras era desconectado directamente de la BBS.



3
De: Epaminondas Pantulis Fecha: 2003-02-24 16:52

Sin embargo, este fin de semana le he estado dando vueltas a este asunto durante un par de segundos, y se me ha ocurrido que tal vez el volumen de correspondencia no ha menguado tanto como parece a primera vista.

¿Cuantas cartas podía uno escribir hace años? Incluso en mi época de intercambio de cintas de Vic-20 por correo -cuando Correos no las perdía, era divertido- era tedioso pasar de un par de cartas a la semana. Calculo que unas doscientas cartas al año sería un promedio aceptable para un corresponsal aficionado a la escritura. (Un caso aparte sería el mismo H.P.Lovecraft, pero el ejemplo no me valo por que él era un caso aparte en sí mismo) ¿Cuántos e-mails, escritos en bitácoras, foros, y mensajerías varias terminamos escribiendo nosotros al cabo del año?



4
De: JJ Fecha: 2003-02-24 16:58

My outbox tiene 4 cifras, y sólo tiene unos cuantos años... sí, se escribe un montón, quizás se cambia calidad por cantidad. Sin embargo, con las bitácoras, al menos se trata de alcanzar un equilibrio entre calidad y cantidad.
Y hablando de bitácoras, ¿para cuándo tu siguiente historia? ;-)



5
De: Epaminondas Pantulis Fecha: 2003-02-24 21:06

Calidad y cantidad en las comunicaciones... pero eso ya es otro tema, porque viendo los mensajes que ponen los chavales por esos foros de Dios uno sé pregunta qué pienso les echan a la hora de comer.

Para mí estar en Blogalia es, de momento, estar en un reducto donde la propia presencia fantasmal de los blogalitas te obliga a repasar varias veces lo que escribes, aunque sólo sea para estar a la altura, aunque sea poca la gente quevisita tu bitácora -como es mi caso-.



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