2008-07-11 07:57
Un solo vómito no suele ser grave, si no eres tú el que vomita. O si no eres tú el que ves a Kevin Bacon vomitando. O si el vómito no es d color rojo. Bueno, rojo sangre de toro.
Si alguien con bermudas y mochila vomita un rojo frambuesa a las 8 de la mañana en el aeropuerto de Barajas y no eres tú, se puede decir que estás a salvo. Generalmente, los viajes físicos son un asunto entretenido y vacío de todo tipo de azar. Subes, bajas, te mueves, te emborrachas, conoces a un antenista turcochipriota, no te lo crees, subes, bajas, subes. Lo único que se pone en relieve, en realidad, es tu propia ignorancia.
Porque en cuanto te bajas del avión te conviertes en un ignorante con tarjeta de embarque primorosamente impresa (con la ausencia del color rojo) y sin líquidos que podrían poner en peligro la supervivencia de una buena cantidad de compañeros ignorantes. Porque, para empezar, ignoras donde están los servicios, donde estás tú mismo (salvo alguna idea general de que estás en un lugar llamado "la T4" que es del tamaño del término municipal de Lorca). Más adelante, ignorarás el origen del olor procedente de quien se ha sentado a tu lado en el metro.
20 preguntas: ¿Animal, vegetal o mineral? Siendo que no es vaca ni queso ni 95 octanos: vegetal. ¿Comestible o inconsútil? Comestible. Evidentemente ignoras la pregunta número 18 (descendente), que conducirá probablemente a una marca comercializada en grandes almacenes o en tenderete oriental con esquina fija y por tanto de toda confianza.
Y quizás, lo que es más importante, ignoras cuál es la cantidad de orujos que puedes tomar antes de que esas voces en tu cabeza empiecen a ser indistinguibles de la tuya propia
-Próxima estación: Esperanza
-Perdona, ¿decías? - preguntan unos ojos verdes rodeados de un halo olfatorio de algo que podía ser, pero no es, almizcle de ornitorrinco mezclado a partes iguales con estambres de clavellina fucsia y rododendro viudo con posibles.
-No, que si hay que pagar suplemento para la T4, o, por el contrario, te premian al llegar con un corrector de ojeras siempre que te bajes del metro con una amplia sonrisa.
Te premian con una sonrisa en ese caso. Lo que implica que tendrías que pagar suplemento, aunque para no hacerlo, te escudarías en la ignorancia, que es atrevida. Y generalizada en el viajero.