Cuando lo que se estila es
nacionalizar cosas, este libro,
Jennifer Government, de
Max Barry, que me he leido en el
Papyre, trata precisamente de lo contrario: un presente alternativo donde las corporaciones, y especialmente las alianzas de corporaciones surgidas a partir de compañías de fidelización como Team Advantage, tienen mucho más poder que el gobierno. Es más, aparentemente lo que solía formar parte del gobierno, como la policía, actúa como una compañía más, alquilando sus servicios al mejor postor, subcontratándolos, y portándose, en general, como compañía ferroviaria en la América del siglo XIX.
Lo que comienza como una campaña de
márketing de guerrilla iniciada por Nike para promocionar una de sus zapatillas a base de asesinar a algunos de sus compradores, acaba convirtiéndose en una guerra entre dos alianzas, que pilla al gobierno en medio, y acaba llevándose todos los palos. Jennifer Government es precisamente una agente del gobierno: las personas adoptan el apellido de la compañía con la que trabajas. Si estás en el paro, sin apellido, hala, aquí en España tendríamos más apellidos que en ningún lugar en Europa, lo que acabaría siendo muy desconcertante, con tanto Pepe y Paco y Vanessa. ¿Tú de quién eres? Yo era "Pepe Hormigones Don Hormigonón", pero ahora soy sólo Pepe.
Y John Nike es el malo maloso que, lo habéis averiguado, trabajaba para Nike y monta todo el follón. Los dos tienen un pasado en común, y el empeño de Jennifer es trincarlo, acusarlo de montar todo el sarao, y entrullarlo. Por medio aparece también la National Rifle Association (que son los que pegan más tiros), Pepsi, IBM, Microsoft, y todos los demás.
Aunque superficialmente el planteamiento es original, en muchas cosas se parece a
Mercaderes del Espacio (que John Nike aparece leyendo en un avión), y en la ideología
Aynrandiana extrema, a
Sewer, Gas and Electric. Además, quedan muchos huecos y cosas no demasiado bien explicadas: si no hay gobierno, ¿cómo diablos se une y para qué Australia a los Estados Unidos? ¿En serio piensa que, por poco gobierno que haya, no va a haber ejército? (lo más parecido es la NRA susodicha).
Lo que ocurre es que la trama es entretenida, sin un momento de descanso, y el ambiente está bien creado; sobre todo, es demasiado parecido a la realidad. El diablo está en los detalles, y con una idea original, detalles bien currados, el resultado es eventualmente bueno. No excelente, pero bueno. Así que se lleva un
3 de 5,