2008-12-17 21:44
Todo el mundo sabe que cuando dos super-algo se encuenctran se dan de leches, sean buenos, malos o uno de cada. Con esa premisa, pretender como en este cómic que los malos se unieron para combatir y vencer a los malos es poco creíble. Como el hecho de que desde que Magneto se volvió bueno, luego malo, luego bueno, y luego ya no lo sé, tampoco existe una visión tan binaria de la supergente.
Ahora, si te lo crees, y lo aderezas con unas cuantas cafradas a lo Ennis, o Grant Morrison, o quizás un poco de cada, te pasas un rato entretenido. Quizás más de este último: los supermalos, tras derrotar a los supergüenos, se quedan en la sombra como gobierno mundial, y un tipo un tanto aburrido descubre que es en realidad el hijo de uno de los supermalos más malos que se acaba de cargar alguien. Así que le enseñan, o le descubren su yo malo interior, más bien, y, hala, a cargarse gente agusto, y descubrir que ser malo también es rutinario y tiene sus sinsabores, o conoolores, cuando otro de los malos se llama nada menos que Shitface, y es una mezcla de mierda. En serio.
En fin, que está entretenido, el dibujo es bueno, dinámico, pero el guión no se escapa demasiado de lo previsible. Así que gracias a
Ferguson, que me lo ha prestado.