2009-02-25 17:55
Un detective busca un libro cuya lectura produce regresión en quien lo escucha, y por el camino le suceden una serie de csas relacionadas con lo que se supone que debe evitar el libro. Me lo prestó
fergu, que me advirtió de antemano de lo que me podía encontrar. Porque este libro es cafre; empieza con una meada de rata en un café y a partir de ahí va por caminos tortuosos, chocantes y bastante escatológicos; entre lo que sucede y lo que menciona, hace que
Ventajas de viajar en tren parezca Duérmete niño del doctor Estevil. Está claro por qué
Ellis se pasó de cómics tales como
Fell, Transmetropolitan, DMZ o
Freak Angels a la novela: hay escenas tan cafres que es mejor que no se narren en imágenes, aunque
Ennis ha hecho todo lo posible por llenar esos huecos (y otros muchos huecos más corporales).
¿Que cómo resulta? Pues entretenido sin más; fuera de los fuegos de artificio de color marrón y olor acre, es una historia de lo más lineal; los personajes son curiosos, pero les falta color y carne. El tema, sin embargo, no deja de ser interesante: la intersección entre la cultura subterránea y la establecida, y como lo
underground acaba por convertirse en normal, a pesar de su diversidad, por el simple hecho democrático de gente que lo practique. Lo que también queda patente en series como Bones, o CSI Las Vegas, especializados en narrar asesinatos dentro de subculturas. En fin, que estamos de acuerdo en eso.
Todo esto acaba situando a Ellis en tercera o cuarta posición de los guionistas de cómics-pasados-a-novelistas; muy por debajo de Gaiman, pero bastante por encima de Chris Claremont. Y al libro, 3 de 5.
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