2009-06-08 09:21
Como sabrán los que me
siguen por Twitter, ayer
salí de mi casa tempranito pensando volver al rato con una bolsa de churros y
volví doce o trece horas más tarde, con 61.50¤ en el bolsillo y una experiencia interesante.
No os lo voy a contar de forma pormenorizada (tenía que haberme llevado el portátil para twittear en directo, pero igual no quedaba bien), pero os cuento. Primero, los resultados: en mi mesa los resultados fueron parecidos a los de Murcia; había prácticamente la misma proporción entre los votos del PP y del PSOE como entre los del PSOE y UPD. Detrás estaban IU, unos verdes (había dos, y no sé cuáles fueron los que sacaron más), algún despistado que votó a AES (que vaya usté a saber lo que es). Como presidente de la mesa, además, me tocó decidir sobre la nulidad de alguna papeleta. Alguna estaba clara: alguien metió una papeleta del PSOE y del partido antitaurino, que vale que seas del PSOE y antitaurino, pero esto no es como el karma, no puedes votar +1 a todo lo que te guste. Pero en otra, que incluía la carta del PSOE a los votantes
y la papeleta del PSOE, la interventora del PP pidió que se anulara y yo dije que nones, que estaba claro. Hay que ser magnánimo en la victoria, caray. También me llamaron la atención los votos por parejas, sobre todo en los partidos más minoritarios (bueno, en los mayoritarios posiblemente también aparecían, pero era menos evidente): dos votos para estos verdes, dos votos para los otros, dos votos para UPyD... lo de los que duermen en el mismo colchón se vuelven de la misma opinión parece más o menos cierto (pero
hay excepciones, como publicó ayer Ideal).
Luego, los despistes... lo de la mesa todavía no lo tenemos asumido, en el colegio había tres mesas para una letra determinada y había quienes hacían la ronda de las mesas hasta que encontraban la suya. Quien se dejaba el DNI (y había que salir corriendo para buscarlo), quien llegaba sin el voto... incluso en algún caso una persona con apellido que incluía una ñ estuvo a punto de quedarse sin votar, porque el listado oficial sustituía la ñ por un espacio y no había forma de buscarla hasta que se llamó a la comisión electoral y dijo qué número tenía en el listado para su DNI.
Los medios... precarios. Que a estas alturas del 21 se vote en papel me parece bien, pero que haya que estar punteando a mano, escribiendo a mano los nombres de los que votan y todo eso, me parece precario, y compadezco a los que les toque en elecciones más complejas. El boli, muy bonico, y un recuerdo, pero si quieres llamar a la comisión electoral lo tienes que hacer tú con tu móvil, el funcionario que asiste cada mesa no tiene un teléfono "oficial". El instituto en el que votábamos, una pena. Los servicios hechos un asco (para nosotros y los chavales que estudien allí), y las mesas y sillas no son demasiado diferentes de las que tuvimos en mi época. Los cartelitos anunciadores creo que son los mismos de los de "habla pueblo habla", las cabinas una pena, los cartelitos de la mesa aparatosos y además no había para todas las mesas... y al final para llevar la documentación al juzgado (lo que tienes que hacer si eres el presi) lo tienes que hacer por tu cuenta (o esperar una hora para que te lleve la poli). Por lo menos te dejan aparcar en la puerta de los juzgados, lo que en otras circunstancias habría sido una quimera.
Y no hay bocatas. Los interventores y apoderados recibían una bolsa-picnic de Ibagar (igual para los dos partidos mayoritarios, los minoritarios posiblemente se tendrían que ir de cañas por su cuenta), pero los de la mesa nos fuimos a nuestra casa (a un paso, como es natural) y nos apañamos como pudimos.
En cuanto al ambiente, lo cierto es que no hubo apoderados e interventores a cara de perro ni gente protestando todo el día por el marrón. En los ratos de aburrimiento (que hubo muchos, de 2 a 5 de la tarde votaron como 15 personas) se leía el periódico, se contaban las respectivas vidas, y se echaban unas risas. Al final, un poco cansados, pero en general, es una experiencia interesante, porque al menos te permite conocer a gente de lo más diverso (dentro de lo que cabe en un barrio, claro), encontrarte a todos los vecinos que van a votar a tu mesa, y ver cómo funciona por debajo la democracia. Vamos, no como para presentarse voluntario, pero si te toca, no te escaquees, hombre, sobre todo porque el suplente posiblemente tiene otros planes y se los vas a echar a perder.
Y como bonus track,
servidor en el blog de Paca Pleguezuelos, una candidata granadina que votó en mi mesa, ejerciendo
Etiquetas: la vida misma, 9-4-b, y la de papeles que tuvimos que hacer, madreeeee