2009-07-14 18:18
El otro día hablando con una persona me sorprendió diciéndome que consideraba el correo electrónico una intromisión en su intimidad. Lo elaboró aclarando que el problema es que el envío de un correo electrónico crea la obligación de responderlo en un tiempo razonable, y eso a la vez es una intromisión en la organización de las propias tareas. ¿Por qué se crea esa obligación? Porque si no contestas, los correos electrónicos de persona se espaciarán cada vez más y más, hasta que de repente ese vínculo asíncrono desaparezca. Se vende el contacto por el precio de contestar, de dedicar un poco de tiempo a esa persona.
Lo cierto es que uno reacciona de forma parecida. Si una persona sistemáticamente no contesta a los correos electrónicos que le envías, aunque sea sólo para informarle de lo que está haciendo uno en ese momento, de dónde está, de qué hace, al final se piensa "Qué esaborío". Lo mismo ocurre si alguien no escribe en su blog (o no contesta a los comentarios que ponemos), o si no contesta a las peticiones de charlar.
Y, por el otro lado, también me he dado cuenta de que al final todos tenemos un nivel similar de intimidad. Quizás contestemos a los comentarios en el blog la mayor parte de las veces, quizás contestemos a los correos electrónicos, pero en las peticiones de chat nos plantamos directamente; estamos siempre "no disponibles" o bien contestamos, como se puede hacer en el GTalk, por correo electrónico. O hacemos todo lo anterior, pero no nos da la gana de videochatear o hablar por el Skype, a pesar de esa webcam tan chanchipiruli que nos hemos comprado y que usamos sólo para enseñársela a algún colega.
Lo que quiero decir es que no hay personas misántropas y sociables de forma absoluta: cada uno tiene sus canales preferidos de interacción, con sus ritmos y tiempos y sincronías. Todos somos misántropos y sociables; sólo varían las proporciones.
Etiquetas: filosofías, misantropías, gregarismo, y mamoneo por relevos