2003-03-26 16:15
Este libro, como casi todos los libros, tiene una historia. Andrés Neuman impartió el miércoles pasado una clase en el taller de relatos breves al que estoy apuntado; la clase resultó sumamente instructiva, y la persona en sí, simpática y de trato agradable. Al día siguiente me regalaron sus dos novelas, una de las cuales es esta. Como es corta, me ha durado un par de días.
Las "ventanas" de la novela se refieren simultáneamente a las ventanas desde las cuales se ve la vida de los demás pasar, donde se plantan geranios, y desde donde a veces se tiran tortugas, y a las ventanas del ordenador, desde donde el prota, Net, manda correos electrónicos a una antigua novia, Marina; estos correos electrónicos estructuran la novela.
En realidad, el tema internetero que pervade la novela es simplemente una excusa; no hay en la novela ninguna reflexión sobre la vida en la red, ni las personalidades que crea: el protagonista está mucho tiempo en chats, buscando cosas por internet, y enviando los correos electrónicos, pero nada más. No es una novela "de Internet" ni "sobre la Internet".
Sí es una novela sobre la juventud universitaria de principio de siglo; sobre cómo viven, qué hacen, a qué aspiran (a nada, sólo a no aburrirse; el verbo aburrir aparece conjugado muchas veces a lo largo de todo el libro). Su protagonista está en una familia típica, un tanto disfuncional sin llegar a lo patológico; también aparece un amigo, Xavi, que tiene cierto misterio que se resolverá al final (pero no busquéis pistas sobre el misterio a lo largo de la novela, aunque las hay), Cintia, la chica que se convertirá en su novia, Paula, la hermana que se emancipa, compañeros de la Facultad que aparecen fugazmente...
Quizás la novela es como la propia juventud que describe: en ella pasan cosas, no aburre, pero no tiende hacia ningún sitio. Empieza más o menos como acaba.
En resumen, es una novela aconsejable, no sólo para pasar un rato agradable, sino porque está bien escrita, y porque el autor,
Andrés Neuman, está destinado a convertirse en uno de los grandes literatos en lengua castellana en unos cuantos años.
Y esta es la segunda crítica que escribo. La primera, por algún duende de la informática, se ha perdido en el ciberespacio