2009-12-15 17:49
Clásico libro de viajes: el
autor fue allí, hizo esto, reflexionó sobre sí mismo, su entorno, y los personajes con los que se va encontrando.
Cada escritor es diferente, y Lewis suele fijarse sobre todo en la religión, como en
Donde las piedras son dioses; en esa ocasión se fijaba en las tribus más primitivas de India, y en este caso viaja a diferentes islas de Indonesia, desde el musulmán Aceh hasta la Papúa cristiana-animista. Allí se encuentra con nativos a medio civilizar, que todavía ahúman a sus ancestros y los cuelgan en la alacena como si de un fuet se tratara, y donde el impulso civilizador del gobierno indonesio acaba con costumbres ancestrales, y a menudo también con las propias gentes que las tienen.
Un libro que destila afecto por las gentes con las que se encuentran, no la ironía de
Theroux y que trata de denunciar situaciones, pero sin cargar las tintas demasiado: cuenta los hechos, añade un poco de historia, y, en general, se quita de enmedio, no como el susodicho Theroux, cuyos párrafos destilan un "aquí estoy yo, cuidadín". Por eso tampoco hay mucho del viaje interior que sí son los libros de Theroux, no hay grandes descubrimientos, sino sólo descripción desapasionada.
En fin, que es un buen libro de viajes, aunque no imprescindible. De los que se dejan leer, y no le dejan a uno el gusanillo de visitar los países que describen.
Etiquetas: ni de comer lo que comen, y mucho menos de volar en avioneta sobre la jungla