2009-12-20 11:10
A
Batya Gur se la ha denominado con todos los clichés habituales destinados a mujeres que escriben novelas policiacas; esta es su última novela, publicada poco antes de morir, en la que el héroe de la serie, Michael Ohayon, un inspector de la policía de Jerusalén más bien taciturno, trata de descubrir quién o quienes están detrás de una serie de asesinatos acontecidos en la televisión oficial israelí, empezando por la jefa de decorados y amante de un director de series, Tirzah.
La novela tiene bastante de
police procedural; se trata de describir con bastante realismo las labores de una fuerza policial bastante similar (salvo el cambio de los dónuts por la pita y el café normal por café turco) a cualquier otra, pero también de
roman a clef, porque al parecer sus novelas reflejan personajes y situaciones reales de la política israelí. En ese sentido, hay escenas que no tienen demasiado que ver con al acción principal y que parece que están colocadas ahí sólo para dar claves para los entendidos. El resto, sin embargo, no da respiro al lector: continuamente ocurren cosas que resultan bastante inexplicables, se van descubriendo (pocas) pistas, se van descartando posibles sospechosos, mientras se describe el friso de interacciones entre las diferentes partes de la sociedad judía.
En ese sentido, no esperes ver prácticamente nada del Jerusalén de los turistas, y por supuesto sólo referencias de pasada a la
parte de Israel que no existe. Nadie pasa, o vive, o va o ha resuelto algún caso en Jerusalén Este, ni tiene un amigo en Belén o Hebrón, aunque, por supuesto, todos han sido soldados o han servido en el ejército y más de uno ha participado en una guerra. De hecho, la principal razón por la que me compré este libro en el aeropuerto de Tel Aviv fue revivir algo de eso, como quien se compra
algo de Milennium después de haber estado en Estocolmo. Pequeña decepción por esa razón, aunque no por la novela ni el misterio en sí, que es sólido, entretenido a la hora de reflejar el carácter y la personalidad de los israelíes, y agudo reflejando la sociedad judía. Tanto como para leerme el resto de los misterios de Ohayon no sé, hay muchos libros de misterios (el montón que me ha prestado
Mariquilla, por ejemplo), y poco tiempo. Pero suficiente como para recomendar que si te encuentras con
esta novela o
cualquier otra de la autora, le des una oportunidad y así te familiarices con una literatura que, salvo la Biblia, es bastante desconocida por aquí.
Tenéis un par de reseñas: una en
negro Barceló (breve) y otra en
el club de lectura de novela negra (también breve).
Etiquetas: asesinatos, hummus, tirabuzones